Aunque la mayoría de los estudios sobre la adaptación cardiaca al deporte han examinado a atletas masculinos, cada vez hay más pruebas de que la participación femenina en deportes de competición está aumentando rápidamente. Por lo tanto, es importante reconocer y comprender las diferencias de género en la adaptación cardiaca para garantizar una atención médica precisa.
(rojo) El “corazón de atleta” se considera una adaptación fisiológica del corazón al entrenamiento regular y se caracteriza por cambios morfológicos y funcionales específicos en el sistema cardiovascular. Estas adaptaciones afectan tanto al ventrículo izquierdo como al derecho y en algunos casos pueden imitar condiciones patológicas como la cardiomiopatía. En los últimos años, las técnicas de imagen no invasivas han contribuido significativamente a mejorar la evaluación de las adaptaciones cardiacas en los atletas. Estos avances ayudan a distinguir mejor entre la adaptación fisiológica y los cambios patológicos que podrían aumentar el riesgo de muerte súbita cardiaca.
El “corazón del atleta”: diferencias específicas de género
El esfuerzo físico prolongado, como ocurre en el deporte de competición, provoca un aumento de la tensión en el corazón, lo que se conoce como el “corazón del atleta”. Esta adaptación se manifiesta de forma diferente en los atletas masculinos y femeninos. En los hombres, es más frecuente la hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo (VI), caracterizada por un engrosamiento de las paredes del VI. Los estudios han demostrado que alrededor del 15% de los atletas de resistencia masculinos desarrollan hipertrofia concéntrica, mientras que esto sólo ocurre en el 4% de las mujeres. Por el contrario, las atletas femeninas son más propensas a la hipertrofia excéntrica, que se caracteriza por un agrandamiento de las cavidades cardiacas.
Curiosamente, esta diferencia no puede explicarse únicamente por el menor tamaño corporal y masa muscular de las mujeres. Incluso después de ajustar la masa del VI al área de superficie corporal (ASC), las diferencias entre sexos se mantienen. Los atletas varones tienen una masa ventricular mayor, mientras que las mujeres muestran unas dimensiones ventriculares indexadas mayores. Estas observaciones sugieren que los factores hormonales y genéticos desempeñan un papel crucial en la adaptación cardiaca.
Un factor clave es el perfil hormonal. A partir de la pubertad, los hombres tienen niveles de testosterona significativamente más altos que las mujeres, y esta diferencia persiste durante toda la vida. La testosterona y su metabolito, la dihidrotestosterona, favorecen la hipertrofia de los cardiomiocitos al aumentar la síntesis de proteínas en los cardiomiocitos. Se ha demostrado que las terapias antiandrogénicas reducen la hipertrofia patológica en el corazón de los animales. Por otro lado, el estrógeno tiene un efecto protector sobre el corazón e inhibe el desarrollo de la hipertrofia. Además, el estrógeno desempeña un papel clave en la producción de energía oxidativa a partir de las grasas, lo que lleva a que las mujeres quemen preferentemente grasas durante el ejercicio, mientras que los hombres oxidan principalmente hidratos de carbono. Estas diferencias pueden estar relacionadas con el papel biológico de la mujer como potencial reproductora, que exige un uso más moderado de los hidratos de carbono.
Diferencias electrocardiográficas en atletas masculinos y femeninos
La electrocardiografía (ECG) es un importante método no invasivo para evaluar las adaptaciones cardiacas en los deportistas. A lo largo de los años, se han desarrollado criterios específicos para diferenciar entre los cambios fisiológicos del ECG causados por el ejercicio y los patrones patológicos que podrían aumentar el riesgo de muerte súbita cardiaca. Estos criterios se han revisado varias veces para mejorar la precisión del diagnóstico y reducir el número de falsos positivos.
Los atletas masculinos muestran con mayor frecuencia cambios en el ECG que indican un mayor estrés en el corazón, como bradicardia sinusal, bloqueo incompleto de rama derecha (BRD) y criterios de hipertrofia ventricular izquierda (HVI). Las atletas femeninas, en cambio, muestran estas adaptaciones típicas con menos frecuencia. Una observación interesante es que las mujeres suelen tener una frecuencia cardiaca en reposo superior a la de los hombres, lo que conlleva una menor incidencia de bradicardia. Además, los hombres muestran con mayor frecuencia inversiones de la onda T en el ECG, especialmente en las derivaciones inferiores, lo que podría indicar un mayor estrés cardiaco.

Otra diferencia importante se refiere al intervalo QT. Por lo general, las mujeres tienen intervalos QT más largos que los hombres, lo que aumenta el riesgo de eventos arrítmicos. Esta prolongación del intervalo QT en las mujeres se debe a diferencias hormonales y puede explicar por qué las mujeres tienen un menor riesgo de muerte súbita cardiaca en comparación con los hombres. De hecho, los estudios demuestran que la incidencia de la muerte súbita cardiaca es significativamente mayor en los atletas masculinos que en las mujeres. No obstante, el tiempo QT debe controlarse en ambos sexos como parte de los exámenes cardiológicos regulares de los atletas, ya que los intervalos QT prolongados son un factor de riesgo significativo de arritmias malignas y muerte súbita cardiaca.
Adaptaciones ecocardiográficas y diferencias específicas de género
La ecocardiografía ofrece una forma extremadamente precisa y no invasiva de evaluar la estructura y la función cardiacas en los deportistas. El esfuerzo físico prolongado suele provocar un agrandamiento de las cavidades cardiacas, especialmente del ventrículo izquierdo. Los hombres tienden a tener hipertrofia concéntrica, en la que aumenta el grosor de la pared del ventrículo izquierdo, mientras que las mujeres tienden a tener hipertrofia excéntrica, en la que se agranda la cavidad ventricular.
Los estudios demuestran que los atletas masculinos son más propensos a desarrollar hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo, mientras que el grosor de la pared del ventrículo derecho y del ventrículo izquierdo es mayor en las mujeres a pesar de tener una masa corporal inferior en relación con la superficie corporal. Esto sugiere que las mujeres pueden experimentar una mayor adaptación estructural del ventrículo izquierdo, lo que puede reflejar la mayor flexibilidad del corazón femenino para adaptarse a una mayor carga de volumen.
Además de la adaptación morfológica de los ventrículos, los exámenes ecocardiográficos muestran diferencias en la función sistólica y diastólica. Por lo general, los hombres muestran una mayor tensión en los músculos del corazón, lo que puede provocar un mayor descenso de la función sistólica tras las sesiones de entrenamiento intensivo. Este cambio suele deberse a una mayor activación del sistema nervioso simpático, que es más dominante en los hombres, mientras que las mujeres tienen una regulación parasimpática más fuerte del corazón. Esta diferencia podría explicar por qué los hombres experimentan con más frecuencia un deterioro de la función sistólica tras un ejercicio de resistencia intensivo.
En la función diastólica, las mujeres muestran una mayor velocidad de la onda E en comparación con los hombres, lo que indica una fase de relajación más eficaz del ventrículo izquierdo. Sin embargo, tras sesiones de entrenamiento intensivo, como un maratón, puede observarse una disminución de la función diastólica en ambos sexos, aunque este efecto es más pronunciado en los hombres. Los estudios han demostrado que la pérdida de función diastólica tras un esfuerzo físico intenso tiende a ser menor en las mujeres debido al mayor nivel de estrógenos, lo que indica un efecto protector de la hormona.
Marcadores bioquímicos de la adaptación cardiaca en hombres y mujeres
Además de las adaptaciones estructurales y funcionales, los marcadores bioquímicos también pueden proporcionar información valiosa sobre la adaptación cardiaca al estrés físico. La actividad física intensa provoca un aumento transitorio de biomarcadores como la troponina cardiaca (cTn) y el péptido natriurético sanguíneo (BNP), ambos indicadores de sobrecarga miocárdica. Estos biomarcadores suelen utilizarse como indicadores de daño cardiaco, pero también pueden aumentar como respuesta normal al ejercicio intenso.
Los atletas masculinos suelen mostrar valores de cTn en reposo más elevados que las mujeres. Esto podría indicar la mayor masa cardiaca de los hombres y el mayor esfuerzo asociado para el corazón. Tras sesiones de entrenamiento intensivo, como un maratón, los hombres muestran un aumento significativamente mayor de los valores de cTn que las mujeres. Esta diferencia puede explicarse por las diferencias hormonales y las adaptaciones metabólicas y cardiacas asociadas.
El BNP y el NT-proBNP, que sirven como marcadores de la tensión de la pared y de la sobrecarga de volumen del corazón, aumentan tanto en los atletas masculinos como en los femeninos tras un ejercicio físico intenso. Curiosamente, el aumento de los niveles de BNP es más pronunciado en las mujeres, lo que puede deberse a los mayores niveles de estrógenos en ellas. El estrógeno estimula la síntesis de péptidos natriuréticos, lo que podría explicar una respuesta hormonal más fuerte al estrés cardiaco en las mujeres.
Además de los biomarcadores conocidos, también se están investigando nuevos marcadores como el factor de crecimiento y diferenciación 15 (GDF-15) y la proteína de unión a ácidos grasos de tipo cardíaco (H-FABP) como posibles indicadores del daño cardíaco transitorio tras un ejercicio intenso. Estos marcadores aumentan temporalmente tras un ejercicio intenso de resistencia y suelen normalizarse en 72 horas. Sin embargo, la diferencia específica de género en la respuesta de estos biomarcadores aún no se ha investigado por completo y requiere más estudios.
Relevancia clínica y perspectivas de futuro
Comprender las diferencias específicas de cada sexo en la adaptación cardiaca al estrés físico reviste una gran importancia clínica. El diagnóstico del “corazón del atleta” y la diferenciación entre cambios fisiológicos y patológicos son esenciales para la atención cardiológica de los deportistas. Los atletas masculinos, en particular, corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas que pueden provocar una muerte súbita cardiaca. Por lo tanto, deben realizarse exámenes cardiológicos regulares, que incluyan ECG, ecocardiografía y pruebas bioquímicas, para identificar los riesgos potenciales en una fase temprana.
En general, las mujeres muestran una menor adaptación cardiaca al esfuerzo físico, lo que las hace menos susceptibles a ciertas complicaciones cardiacas. No obstante, un seguimiento regular también es importante en las deportistas, ya que los cambios hormonales, especialmente tras la menopausia, pueden provocar un deterioro de la función cardiaca.
En general, los estudios actuales demuestran que tanto los atletas masculinos como los femeninos presentan adaptaciones cardiacas específicas al estrés físico. Sin embargo, es necesario seguir investigando para comprender plenamente los mecanismos subyacentes de estas diferencias específicas de género y desarrollar enfoques personalizados para la atención cardiológica de los atletas.
Fuente:
- Lasocka-Koriat Z, Lewicka-Potocka Z, Kaleta-Duss A, et al: Differences in cardiac adaptation to exercise in male and female athletes assessed by noninvasive techniques: a state-of-the-art review. Am J Physiol Heart Circ Physiol. 1 de mayo de 2024; 326(5): H1065-H1079. doi: 10.1152/ajpheart.00756.2023. Epub 2024 Feb 23. PMID: 38391314; PMCID: PMC11380999.
CARDIOVASC 2024; 23(3): 28-30