Los criterios de estratificación del riesgo cardiovascular definidos en las directrices actuales de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) constituyen la base para calcular una puntuación de riesgo individual. El colesterol no HDL está muy relacionado con el riesgo de aterosclerosis a largo plazo, según nuevos datos. La supervisión y la intervención temprana son cruciales.
Los términos “aterosclerosis” y “arteriosclerosis” se utilizan a menudo como sinónimos en el uso clínico, aunque esto no es del todo correcto. Arteriosclerosis es un término colectivo para diversos cambios patológicos que provocan un engrosamiento y una pérdida de elasticidad de la pared arterial. La aterosclerosis es el subtipo más común y clínicamente significativo, ya que la cardiopatía coronaria y la enfermedad cerebrovascular son posibles desenlaces. Lo característico de la aterosclerosis son las placas ateroscleróticas, una lesión vascular compuesta por lípidos, células inflamatorias y de músculo liso y una matriz de tejido conectivo, que puede contener trombos en distintos estados de organización y depósitos de calcio. La arteriolosclerosis y la calcificación primaria de la media del tipo Mönckeberg son representantes de la arteriosclerosis no ateromatosa.
Nuevas pruebas sobre el factor de riesgo hipercolesterolemia
Un estudio reciente publicado en la revista The Lancet muestra que el colesterol no HDL (VLDL*, IDL**, LDL†) está muy relacionado con el riesgo de aterosclerosis a largo plazo [1]. Esto subraya la importancia de vigilar los riesgos y adoptar medidas de intervención lo antes posible. Basándose en el Consorcio Multinacional de Riesgo Cardiovascular, se analizaron los datos de 524.444 personas sin enfermedad cardiovascular manifiesta al inicio del estudio. El criterio de valoración primario combinado de la enfermedad aterosclerótica se definió como la aparición de un episodio de cardiopatía coronaria o un ictus isquémico. Un análisis de la curva de incidencia muestra que la tasa de acontecimientos cardiovasculares aumenta progresivamente en 30 años en función del colesterol no HDL (en las mujeres: 7,7% para el colesterol no HDL <2,6 mmol/L a 33,7% para ≥5,7 mmol/L; en los hombres: 12,8% a 43,6%; p<0,0001). También demostró que una reducción del 50% del colesterol no HDL se asociaba a una reducción del riesgo de sufrir un acontecimiento cardiovascular a los 75 años, siendo la magnitud de la reducción del riesgo mayor cuanto antes podían reducirse los niveles de colesterol.
Las enfermedades cardiovasculares son la segunda causa de muerte en Suiza después del cáncer [2]. El colesterol LDL (LDL-C) es uno de los factores de riesgo más importantes, en el que no sólo influye el nivel de LDL-C, sino también la duración de la exposición. La hipercolesterolemia congénita se asocia a un riesgo más elevado que una forma adquirida posteriormente. Por ello, se introdujo el término años de colesterol LDL por analogía con los “años de cajetilla” de los fumadores [3]. Por el contrario, el “colesterol bueno” HDL se correlaciona negativamente con la incidencia de la aterosclerosis [6], lo que se atribuye, entre otras cosas, a propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que contribuyen al mantenimiento de la homeostasis endotelial.
Cuanto más bajo sea el LDL-C, mejor
Según el Grupo de Trabajo Suizo sobre Lípidos y Aterosclerosis (AGLA), actualmente no existe un límite inferior de concentración de LDL-C por debajo del cual el riesgo cardiovascular no disminuya más. No sólo es beneficioso mantener el colesterol LDL lo más bajo posible, sino también reducirlo lo antes posible. En las directrices actuales de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) [4], también se concede gran importancia a una reducción constante del LDL-C. La estratificación del riesgo basada en una estimación del riesgo cardiovascular global y del número y la gravedad de los factores de riesgo constituye la base de recomendaciones concretas de actuación. En las directrices actualizadas de la ESC publicadas en 2019, entre otras cosas, se modificaron los criterios relativos al LDL-C (Tab. 1) . El Grupo de Trabajo sobre Lípidos y Aterosclerosis (AGLA) proporciona un algoritmo especialmente adaptado a Suiza para estimar el riesgo cardiovascular global [3]. La calculadora de riesgos AGLA proporciona una evaluación directa del riesgo global y está disponible tanto en versión “lápiz-papel” como en línea www.agla.ch/de/.
calculator-and-tools/agla-risk-calculator [3]. Las personas de hasta 75 años pueden utilizarlo para calcular el riesgo concreto de sufrir un acontecimiento cardiovascular mortal o no mortal en los próximos 10 años. Las recomendaciones de la AGLA se basan en directrices internacionales (especialmente de la ESC) y en pruebas empíricas de ensayos aleatorios. Es un equivalente al ESC-SCORE (“Estimación Sistemática del Riesgo Coronario”) [3,4]. A diferencia del ESC-SCORE, la herramienta en línea AGLA no sólo tiene en cuenta los datos de mortalidad, sino también los infartos de miocardio no mortales [5].
* VLDL = lipoproteína de muy baja densidad
** IDL = lipoproteína de densidad intermedia
† LDL = lipoproteína de baja densidad
# HDL=Lipoproteínas de alta densidad
Literatura:
- Brunner FJ, et al: Aplicación del colesterol no-HDL para la estratificación del riesgo cardiovascular basado en la población: resultados del Consorcio Multinacional de Riesgo Cardiovascular. The Lancet 2019 (10215); 394: 2173-2183.
- FSO: Oficina Federal de Estadística, www.bfs.admin.ch
- AGLA: Grupo de Trabajo sobre Lípidos y Aterosclerosis de la Sociedad Suiza de Cardiología (SGK), https://www.agla.ch
- ESC: Sociedad Europea de Cardiología: 2019 ESC Guidelines Dislipidemia (Management of). Guías de práctica clínica de la ESC. www.escardio.org/Guidelines
- Riesen WF, et al: Nuevas directrices sobre dislipidemia de la ESC/EAS: una revisión anotada de la AGLA. Foro Médico Suizo, Revista en línea, 06.01.2020, https://medicalforum.ch
- Ossoli A: Las HDL disfuncionales como diana terapéutica para la prevención de la aterosclerosis. Química medicinal actual 2019; 26(9): 1610-1630.
PRÁCTICA GP 2020; 15(6): 46