Los ojos rojos son un motivo frecuente para que los pacientes acudan al médico. Es obligatorio realizar una anamnesis cuidadosa y una evaluación de los hallazgos, pero normalmente puede llevarla a cabo el médico de cabecera.
En principio, se cuestionan las siguientes etiologías:
- Síndrome de Sicca
- Conjuntivitis vírica o alérgica (inflamación de la conjuntiva)
- Hemorragia subconjuntival (hiposfagma)
- Conjuntivitis asociada a las lentes de contacto (queratoconjuntivitis)
- Otras causas (cuerpo extraño, lesión, quemadura química, glaucoma, iritis)
El síndrome de Sicca
Típicos de los ojos secos (trastorno de la hidratación superficial) son los síntomas crónicos con lagrimeo, picor, sensación de cuerpo extraño y fluctuaciones de la agudeza visual. Clínicamente, hay enrojecimiento de los bordes del párpado y de la conjuntiva. Los sustitutos lagrimales ofrecen una mejoría a corto plazo, pero a largo plazo siempre debe haber una evaluación por parte de un oftalmólogo con una determinación precisa de la causa. Cuanto más persisten los síntomas, más tiempo suele pasar hasta que el paciente experimenta una mejoría definitiva gracias a la terapia. Los trastornos de la humidificación aumentan con la edad, pero también pueden darse en pacientes jóvenes.
Conjuntivitis vírica
La conjuntivitis causada por un virus suele manifestarse como un enrojecimiento agudo de la conjuntiva que comienza en un lado. El segundo ojo suele aparecer unos días después. Pueden administrarse colirios hidratantes para aliviar los síntomas. La inflamación vírica en sí no puede tratarse. La sobreinfección por gérmenes cutáneos no es infrecuente y se manifiesta con una secreción mucosa amarillenta (fig. 1).
El tratamiento para la sospecha de sobreinfección es la administración de colirios antibióticos 3× 1 durante cinco días. Los pacientes se contagian a través de la infección por gotitas (como un resfriado). Por lo tanto, las personas que trabajen en el sector sanitario, en establecimientos de restauración, escuelas, etc. deben coger la baja por enfermedad. Por regla general, un paciente deja de ser contagioso al cabo de siete días. Las medidas de higiene consisten en lavarse las manos con frecuencia, utilizar sus propias toallas de manos y ducha, así como su propia almohada, y “¡mantener las manos alejadas de los ojos! Los virus pueden sobrevivir en las trampas de las puertas o en los pasamanos hasta dos horas.
Una forma especial es la infección por adenovirus (epidémica), una conjuntivitis fulminante muy contagiosa. El ojo está muy rojo y puede mostrar una inflamación conjuntival masiva (quemosis) y opacidades corneales persistentes. Estos pacientes deben ser evaluados por el oftalmólogo en cualquier caso. Los pacientes no pueden trabajar; los viajes en avión previstos deben posponerse debido al riesgo de infección (Fig. 2).
Típicos de los virus del herpes son el dolor punzante y la ceguera. En el caso de los virus del herpes, la terapia tópica por sí sola a veces no es suficiente. En este caso, el médico de cabecera y el oftalmólogo deben discutir juntos la dosis y la duración de la terapia antiviral peroral.
Conjuntivitis de etiología alérgica
La conjuntivitis es un efecto secundario común de la fiebre del heno. Comienza en ambos lados con enrojecimiento, lagrimeo y picor. Pueden administrarse colirios antialérgicos e hidratantes como terapia. A veces, la distinción de la conjuntivitis vírica sólo puede hacerse en la lámpara de hendidura.
Hemorragia subconjuntival (hiposfagma)
La rotura de un vaso conjuntival puede provocar una hemorragia sectorial bajo la conjuntiva. La agudeza visual no se ve afectada. Normalmente no se necesita terapia, la hemorragia se reabsorbe en siete a diez días. En caso de hemorragias recurrentes, es aconsejable la medición de la tensión arterial y la evaluación por parte del oftalmólogo con medición de la tensión ocular (Fig. 3).
Ojo rojo en usuarios de lentes de contacto
Cualquier cambio inflamatorio en los usuarios de lentes de contacto debe ser evaluado por un oftalmólogo en un plazo de 24 horas. Los usuarios de lentes de contacto suelen tener una sensibilidad corneal reducida y toleran las lentes incluso con lesiones epiteliales preexistentes. La queratitis bacteriana puede ser fulminante y provocar la fusión de la córnea y la ceguera. Para que la citología tenga éxito, no debe iniciarse ninguna terapia antes de la remisión. Por supuesto, el paciente ya no puede llevar la lente de contacto.
Otras causas
Los cuerpos extraños suelen ser fáciles de reconocer. La extracción de un cuerpo extraño conjuntival puede hacerse con un bastoncillo de algodón, un cuerpo extraño corneal debe ser extraído por un oftalmólogo en la lámpara de hendidura, ya que se formará óxido en la córnea en cuestión de minutos. Si el cuerpo extraño no es visible, deberá ectroponerse el párpado superior para encontrar un posible cuerpo extraño subtarsal. Por lo general, los cuerpos extraños subtarsianos pueden extraerse con ayuda de un bastoncillo de algodón.
Si el paciente afirma haber entrado en contacto con una sustancia corrosiva, debe enjuagarse urgentemente el ojo con abundante agua durante al menos diez minutos. Un paciente con una quemadura química debe ser examinado por un oftalmólogo.
Un ataque agudo de glaucoma provoca fuertes dolores, algunos de los cuales pueden irradiarse y asemejarse clínicamente a un infarto de miocardio. El ojo está enrojecido, el bulbo es duro como una roca a la palpación y la pupila es opaca. Es necesaria la derivación inmediata al oftalmólogo.
La uveítis anterior (iritis) es más difícil de diagnosticar. Típicamente, sólo un ojo está afectado, el paciente refiere dolor al mover los ojos y es fotofóbico. La agudeza visual puede verse reducida. En caso de uveítis recurrente, se recomienda una búsqueda más exhaustiva de posibles enfermedades reumáticas.
Fuente: Frings A, Geerling G, Schargus M: Ojo rojo – una guía para no especialistas. Dtsch Arztbl Int 2017; 114: 302-312.
PRÁCTICA GP 2019; 14(8): 30-31