En un estudio multicéntrico retrospectivo, un equipo de investigación alemán evaluó los resultados de los cultivos micológicos de dermatofitos según el patógeno identificado, el cuadro clínico y los factores sociodemográficos. El 2021 en el Journal of the Los resultados publicados por la Sociedad Dermatológica Alemana muestran diferencias relacionadas con la edad en cuanto al espectro patógeno y el tipo de infección.
Se identificaron un total de 1136 infecciones en los tres hospitales alemanes participantes en el periodo 01/2014 a 12/2016 [1]. La edad media en el momento del diagnóstico fue de 56,5 años, con una mediana de 60,7 años. La distribución por edades muestra un aumento lineal a partir de una edad de unos 20 años con un pico de edad en torno a los 70 años. Mientras que la distribución por sexos estaba casi equilibrada entre los niños, el sexo masculino dominaba entre los adultos con aproximadamente 1,86:1 (p=0,001). El 50,8% de todas las dermatofitosis (n=577) se clasificaron clínicamente como onicomicosis, seguidas de la tinea pedis (34,6%), la tinea corporis (16,2%), la tinea manus (16,2%), la tinea capitis (2,5%) y la tinea faciei (1,2%). La onicomicosis y la tinea pedis tendieron a diagnosticarse con mayor frecuencia en los meses de verano (de abril a septiembre) que en los de invierno (de octubre a marzo): 57,3% frente a 42,7% y 55,7% frente a 44,3% de diagnósticos de onicomicosis y tinea pedis, respectivamente.
El patógeno identificado con mayor frecuencia fue Trichophyton (T.) rubrum (78,6%), seguido de T. interdigitale (14,3%), T. benhamiae (3,2%), T. mentagrophytes (2,1%), Microsporum (M.)
canis (1,7%), T. tonsurans (0,5%) y M. audouinii y T. soudanense (0,1% cada uno).
La estratificación por edades muestra ciertas diferencias
La estratificación de las formas de infección según los grupos de edad reveló diferencias significativas (Fig. 1): Onicomicosis, tinea corporis, tinea capitis, tinea faciei y tinea pedis: cada una p<0,001; tinea manus: p=0,051. En los niños de 0 a 5 años, la tinea capitis fue la infección más común, con un 57,1%, seguida de la tinea corporis y pedis (14,3% cada una) y la onicomicosis y la tinea faciei (7,1% cada una). En los niños de 6 a 9 años, la proporción de tinea capitis en todas las infecciones disminuyó al 37,0%, mientras que la tinea corporis (33,3%), la tinea faciei (11,1%) y la onicomicosis (11,1%) fueron más frecuentes. En los adolescentes de 10 a 18 años, la proporción relativa de tinea corporis y onicomicosis aumentó (38,0% y 34,0%, respectivamente), mientras que la tinea capitis fue menos frecuente (12,0% de todas las dermatofitosis). El niño más joven al que se le diagnosticó onicomicosis tenía casi seis años.
Entre los adultos de 19 a 59 años, la onicomicosis (44,9%) y la tinea pedis (33,7%) fueron las dermatofitosis más frecuentes, seguidas de la tinea corporis (15,0%) y la tinea manus (5,4%), mientras que la tinea faciei y la tinea capitis fueron manifestaciones poco frecuentes (0,6% y 0,4%, respectivamente). En los pacientes de edad ≥60 años, el espectro clínico de las dermatofitosis fue en gran medida comparable. A 74 pacientes se les diagnosticó tanto onicomicosis como tinea pedis (12,8% de todos los casos de onicomicosis), siendo T. rubrum el patógeno identificado con mayor frecuencia (90,5%), seguido de T. interdigitale (9,5%).
Como puede verse en la figura 2, la estratificación del espectro de patógenos fúngicos por grupos de edad también reveló diferencias significativas (T. rubrum, T. benhamiae, M. canis, T. mentagrophytes: p<0,001 cada uno, T. tonsurans: p=0,010, T. interdigitale: p=0,022) Mientras que en los niños de hasta cinco años de edad M. canis y T. rubrum (35,7% cada uno) fueron los patógenos predominantes, seguidos de T. mentagrophytes (28,6%), T. benhamiae se detectó con mayor frecuencia en el grupo de edad de seis a nueve años (56,0%), seguido de T. rubrum (12,0%), M. canis y T. mentagrophytes (8,0% cada uno). En los adolescentes de 10 a 18 años, se identificó T. rubrum en la mitad de las muestras (51,0%), seguido de T. benhamiae (14,3%) y T. mentagrophytes (12,2%). En los adultos, T. rubrum fue con diferencia el patógeno detectado con mayor frecuencia (82,6% y 80,7% en los grupos de edad de 19 a 59 años y ≥60 años, respectivamente), seguido de T. interdigitale (11,4% y 17,8%, respectivamente). Raramente se encontraron otros dermatofitos en adultos.
La onicomicosis, la infección más común en adultos
Aunque la onicomicosis es poco frecuente en niños menores de 6 años, afectando sólo al 0,2-2,6% de los niños <16 años, según una revisión publicada anteriormente, se considera una infección fúngica común en adultos con una prevalencia del 20-40% [2–4]. Como razones de las diferencias de prevalencia en función de la edad, los autores del estudio sospechan de varios factores: la estructura de la placa ungueal, la exposición a traumatismos, la tasa de crecimiento lineal de las uñas, la exposición a dermatofitos en lugares públicos, el deterioro de la circulación sanguínea y/o comorbilidades como la diabetes mellitus [3]. En la presente cohorte, las infecciones fueron causadas sin excepción por los dermatofitos antropofílicos T. rubrum (84,3%) y T. interdigitale (15,7%). En otros estudios de Alemania (91,0% y 7,7%) [5] y Suecia (93,4% y 5,4%) [6] se comunicaron resultados similares en cuanto al espectro de patógenos, mientras que en Norteamérica T. rubrum se aisló con una frecuencia ligeramente menor (70,9%) [7] y la detección de T. rubrum en África variaba mucho según la región geográfica (46-84%) [8].
Conclusiones
De acuerdo con un amplio estudio epidemiológico sobre dermatomicosis en Japón con 1634 casos de onicomicosis y 3314 casos de tiña pedis, en los que la frecuencia en el grupo de edad de 0 a 19 años fue del 1,1% y del 4,0%, respectivamente, el presente estudio mostró un aumento de la prevalencia con el incremento de la edad, con el pico de edad entre los 60 y los 79 años [9]. Los autores del presente estudio señalan que los clínicos deben conocer no sólo los patógenos comunes, sino también los raros, que causan infecciones fúngicas en los distintos grupos de edad para seleccionar el régimen de tratamiento más adecuado. T. tonsurans sólo se detectó en raras ocasiones en el presente estudio, pero debe considerarse siempre como un patógeno para el diagnóstico diferencial. T. tonsurans es actualmente el principal agente causante de la tiña de la cabeza en EE.UU., Canadá y el Reino Unido, por lo que podría aumentar también en Europa debido a la globalización. Lo mismo ocurre con el T. violaceum, que es endémico de África pero ahora se observa con frecuencia en la tiña corporal, y ya se considera el agente causal más común de la tiña de la cabeza en Suecia, según los autores. Es conveniente realizar más estudios epidemiológicos para captar las tendencias futuras de las infecciones fúngicas.
Literatura:
- Kromer C, et al.: Infecciones por dermatofitos en niños y adultos en Alemania – un estudio multicéntrico retrospectivo. J Dtsch Dermatol Ges 2021; 19(7): 993-1002.
- Abeck D, et al: Onicomicosis: Datos actuales sobre epidemiología, espectro patógeno, factores de riesgo e influencia en la calidad de vida. Dt Ärztebl 2000; 97: 1984-1986.
- Solis-Arias MP, Garcia-Romero MT: Onicomicosis en niños. Una revisión. Int J Dermatol 2017; 56: 123-130.
- Haneke E, Roseeuw D: El alcance de la onicomicosis: epidemiología y características clínicas. Int J Dermatol 1999; 38(Suppl 2): 7-12.
- Mügge C, Haustein UF, Nenoff P: Agentes causantes de la onicomicosis – un estudio retrospectivo. J Dtsch Dermatol Ges 2006; 4: 218-228.
- Drakensjo IT, Chryssanthou E: Epidemiología de las infecciones por dermatofitos en Estocolmo, Suecia: un estudio retrospectivo de 2005-2009. Med Mycol 2011; 49: 484-488.
- Ghannoum MA, et al: Un estudio norteamericano a gran escala de hongos aislados de las uñas: la frecuencia de la onicomicosis, la distribución de los hongos y los patrones de susceptibilidad a los antifúngicos. J Am Acad Dermatol 2000; 43: 641-648.
- Coulibaly O, et al: Epidemiología de las dermatofitosis humanas en África. Med Mycol 2018; 56: 145-161.
- Shimoyama H, Sei Y: Encuesta epidemiológica de 2016 sobre las dermatomicosis en Japón. Med Mycol J 2019; 60: 75- 82.
PRÁCTICA DERMATOLÓGICA 2022; 32(4): 44-45