En una paciente de 63 años, a pesar de un control bastante bueno del metabolismo de la glucosa, aún existe potencial para optimizar el tratamiento de la diabetes. Así, con un cambio de terapia, se pueden tener más en cuenta sus condiciones cardiovasculares preexistentes y reducir su riesgo cardiorrenal.
Antecedentes
Un paciente de 63 años se presentó en el centro metabólico con la petición de ajustar su tratamiento para la diabetes. El ex fumador ya padecía diabetes mellitus de tipo 2 desde hacía 16 años y ahora quería un cambio de terapia. La paciente ya había recibido un bypass coronario triple por enfermedad arterial coronaria y un bypass ileofemoral izquierdo por enfermedad arterial periférica. La fracción de eyección era actualmente buena y no había insuficiencia cardiaca conocida.
Anamnesis y diagnóstico
El examen físico reveló un peso de 78 kg con una estatura de 172 cm, lo que corresponde a un IMC de 26,4 kg/m² y, por tanto, sobrepeso. La presión arterial sistólica y diastólica estaban elevadas con valores de 145/93 mmHg. La frecuencia cardiaca era de 73/min.
Actualmente no presentaba síntomas de diabetes. No se conocía la retinopatía y tampoco pudieron detectarse signos del síndrome del pie diabético. La sensación de vibración en las articulaciones metatarsofalángicas de los dedos gordos era de 4/8 bilateralmente. El valor de HbA1c era de 7,2% y el de LDL-C de 1,6 mmol/L según las pruebas de laboratorio.
La creatinina era de 147 µmol/L y la tasa de filtración glomerular estimada (eGFR según CKD-EPI) era de 43,1 mL/min, lo que ya indica una restricción moderada de la función renal. Además, hubo un aumento moderado de la albuminuria con una relación albúmina-creatinina de 27 mg/mmol. Según la clasificación KDIGO, esto da lugar a una insuficiencia renal G3b, A2.
Terapia
El paciente había estado recibiendo metformina (1000 mg, 1-0-1), el inhibidor de la DPP-4 linagliptina (Trajenta®, 5 mg, 1-0-0) e insulina glargina (Toujeo®, 46 unidades/día) para el tratamiento de su diabetes mellitus tipo 2 durante varios años. Además, su hipertensión se trató con candesartán/hidroclorotiazida (32 mg/25 mg, 1-0-0) y amlodipino (10 mg, 1-0-0) y bisoprolol (5 mg, 1-0-0). Para su hipercolesterolemia, recibió ezetimiba/rosuvastatina (10 mg/20 mg, 1-0-0). También se administró ácido acetilsalicílico (100 mg, 1-0-0).
Para un mejor control de la diabetes mellitus de tipo 2, la paciente también recibió tratamiento con el inhibidor SGLT-2 canagliflozina (Invokana®, 100 mg, 1-0-0). La dosis de metformina se redujo a la mitad (500 mg, 1-0-1) y la de insulina glargina también (38 unidades/día). La linagliptina, en cambio, se pasó sin cambios. La otra medicación para el tratamiento de la hipertensión y la hipercolesterolemia no se cambió principalmente para no hacer demasiados ajustes a la vez.
Situación actual
Al cabo de tres meses, el paciente había perdido 2 kg de peso (actualmente 76 kg) y su tensión arterial se había reducido ligeramente a 139/92 mmHg. El valor de HbA1c se mantuvo relativamente constante en el 7,1%. La creatinina era de 158 µmol/L y la tasa de filtración glomerular estimada (eGFR según CKD-EPI) era de 39,5 mL/min. La microalbuminuria, por otra parte, ya no estaba presente.
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Autor: Prof. Dr. med. Bernd Schultes con el apoyo editorial del Dr. rer. nat. Christin Döring, IACULIS GmbH
Los derechos de autor y la responsabilidad del contenido del caso del paciente recaen exclusivamente en el autor.
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