El Prof. Dr. med. Martin Krause, de Münsterlingen, habló el 2 de junio sobre la meningoencefalitis estival precoz (FSME). Si se ha producido una infección por el virus, además de la meningitis y la encefalitis debe observarse el síndrome de neurastenia. Alrededor del 80% de los pacientes infectados la padecen y a menudo son incapaces de trabajar hasta nueve semanas. Las vacunas ofrecen una buena protección, pero deben realizarse correctamente. En demasiados casos todavía, sólo se administra una única dosis de vacunación, pero esto no garantiza la protección del paciente contra la TBE.
A la pregunta de por qué el Prof. Dr. med. Martin Krause, de Münsterlingen, se ocupa de las bastante incómodas garrapatas de los animales, la respuesta fue: “Thurgau es un Eldorado para las garrapatas. Simplemente tenía que tratar el tema, cada año vuelve a estar muy presente en el hospital de Münsterlingen”.
La infección amenaza sobre todo a principios de verano
La meningoencefalitis estival precoz (TBE) está provocada por un virus que pertenece a los flavivirus. Los virus pueden ser transmitidos por mosquitos o, en el caso de la EET, por garrapatas. Como su nombre indica, la TBE se produce con más frecuencia al principio del verano. Esto se debe a que las garrapatas se activan con el aumento de las temperaturas y suponen un peligro para los humanos en los bosques y prados durante todo el verano si el tiempo es lo suficientemente cálido. “Los pequeños bichos desagradables son muy listos y tienen los peligrosos virus en sus glándulas salivales. Para que los humanos no notemos nada cuando una garrapata pica, primero libera un anestésico que hace que no notemos la picadura”, dice el profesor Krause.
No sólo debe considerarse la meningitis, sino también el síndrome de neurastenia
El curso de la EET es bifásico en el 50-60% de los casos: aproximadamente una semana después de la infección, los pacientes experimentan síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular, pero éstos remiten al cabo de unos días. Otros 2-10 días después, comienza la verdadera catástrofe con meningitis (en cerca del 50% de los casos), encefalits (cerca del 40%), mielitis (cerca del 10%) y también radiculitis son posibles consecuencias de la picadura de garrapata. La detección de IgM e IgG en el suero es suficiente para el diagnóstico Los síntomas de meningitis o encefalitis son fuertes dolores de cabeza, fotofobia, mareos, trastornos de la concentración y trastornos del habla y de la marcha. En aproximadamente un 10% de los casos, quedan daños permanentes como parálisis y ataques epilépticos, incluso un 1-2% de las infecciones acaban fatalmente. “Por desgracia, ya he tenido que presenciar tres muertes en este contexto. Cada vez que se produce un caso de este tipo se desencadena de nuevo una auténtica oleada de vacunación en la población y el tema se vuelve omnipresente”, afirmó el ponente.
Lo que también puede ocurrir tras una picadura de garrapata con infección es el llamado síndrome de neurastenia, mucho menos conocido. Dura unas 14 semanas, de las cuales los pacientes suelen estar incapacitados para trabajar durante más de nueve semanas y sufren fatiga, intolerancia al estrés, problemas de concentración, dolores de cabeza y, en general, reacciones lentas. “Dado que afecta hasta al 80% de los casos infectados y es, por tanto, extremadamente frecuente, es esencial conocer este síndrome y tenerlo en cuenta”, afirma el Prof. Krause.
La vacunación sólo ofrece protección cuando se hace correctamente
La TBE se produce con mayor frecuencia a mediados de año y parece haberse vuelto más común desde la década de 1990. Sin embargo, no se sabe a qué se debe, si simplemente se están diagnosticando o registrando más casos, o si la mayor movilidad de nosotros, los humanos, desempeña algún papel.
La protección contra la EET se consigue evitando por completo las garrapatas o mediante la vacunación. En Suiza, Encepur® N y TBE-Immun® CC están aprobados para adultos, y Encepur® N Kinder y TBE-Immun® Junior para niños. Lo más importante para que la vacunación funcione es el cumplimiento del calendario de vacunación. El principio básico es el mismo para los preparados autorizados, la inmunización básica consta de tres vacunas (Tab.1). Si se busca una inmunización rápida, la segunda vacunación tiene lugar al cabo de 7-21 días, la tercera 12-18 meses después de la primera vacunación para las vacunas Encepur; para la TBE-Immun, se administra los días 0 y 14 y 5-12 meses después de la primera vacunación.
Después de dos dosis de vacunación ya se consigue una seroconversión de ≥90%, después de la tercera dosis es incluso ≥97%. La eficacia de la vacunación es, por tanto, muy alta, pero la vacunación debe realizarse correctamente. El Prof. Krause ve un problema básico en la práctica en el hecho de que a menudo no se respeta el mínimo absoluto de dos vacunaciones: “Una sola vacunación no es suficiente y es totalmente insuficiente. Pero desgraciadamente vemos en los estudios que el 70% de los casos sólo reciben una vacuna”. Inmediatamente después de una picadura de garrapata, la vacuna no previene la enfermedad. En este caso, se requiere una observación minuciosa del paciente y de cualquier síntoma que pueda aparecer.
Los efectos secundarios son poco frecuentes y suelen consistir en enrojecimiento en el lugar de la inyección o síntomas parecidos a los de la gripe. Aunque en principio es posible intercambiar las vacunas, se recomienda permanecer con la misma vacuna. Sin embargo, en caso de emergencia, es muy posible cambiar a otro preparado. No existen datos o éstos son insuficientes sobre el efecto de la vacunación durante el embarazo, la lactancia o la inmunosupresión.
La duración de la protección de la vacuna no es de por vida, debe ser renovada por primera vez al cabo de unos tres años, después de lo cual una repetición de la vacunación cada cinco años es suficiente según las empresas fabricantes. La FOPH recomienda repetir la vacunación sólo cada diez años, un intervalo mucho más largo. El Prof. Krause ya ha visto casos de EET, pero en los que la vacuna se administró sólo cuatro años antes. En consecuencia, los datos sobre la duración de la protección no están claros y es conveniente seguir investigando.
Fuente: “TBE update 2015: diagnosis, epidemiología, vacunación”, 2 de junio de 2015, Zúrich.
PRÁCTICA GP 2015; 10(8): 42-43