Los ancianos encamados, en particular, sufren a menudo incontinencia urinaria, además de otras dolencias. La administración de medicación puede complementarse con un entrenamiento específico del suelo pélvico o de la vejiga. Como demostraron la Dra. med. Cristina Mitrache, de Basilea, y el Dr. med. Markus Gnädinger, de Steinach, en el Congreso de la KHM de este año, a menudo resulta útil un tratamiento combinado.
Básicamente, la incontinencia urinaria se correlaciona con tres factores:
- Edad: Entre los mayores de 95 años, el 73,3% son incontinentes, entre los menores de 65 sólo el 26,5%.
- Enfermedades cerebrales: el 76,7% de los pacientes con demencia sufren incontinencia.
- Inmovilidad: el 82,1% de las personas encamadas presentan síntomas de incontinencia.
Otros factores de riesgo son un número elevado de partos (>3 partos) y las enfermedades. No sólo las dolencias ginecológicas o urológicas como la atrofia, las infecciones urinarias recurrentes o la hiperplasia/carcinoma de próstata, sino también las enfermedades que cursan con poliuria, como la diabetes mellitus/insipidus, la hipercalcemia, la polidipsia, o las que atacan al sistema nervioso central como la hidrocefalia, el síndrome de Parkinson, la esclerosis múltiple y, por supuesto, la demencia. El estreñimiento, por ejemplo el estancamiento de las heces en el intestino grueso (coprostasis), también aumenta el riesgo. “La ingesta de medicamentos, especialmente sedantes, antidepresivos, neurolépticos, anticolinérgicos, fármacos para el Parkinson, alfa-adrenérgicos, diuréticos, así como antagonistas del Ca, debe reducirse en caso de incontinencia”, afirma la doctora Cristina Mitrache, médico jefe del Centro Universitario de Medicina Geriátrica de Basilea.
Formas de terapia
En la mayoría de los casos, la incontinencia urinaria y la vejiga hiperactiva tienen varias causas, por lo que las combinaciones terapéuticas aumentan el éxito del tratamiento. A largo plazo, la terapia primaria debe ir seguida de una profilaxis a largo plazo. En caso de malos resultados con la terapia conservadora, puede realizarse un examen urodinámico al cabo de tres meses. Las aclaraciones sólo deberían tener lugar si se dispone de indicadores concretos (Tabla 1).
Para la vejiga hiperactiva inestable, farmacoterapias con Detrusitol® (precaución: puede empeorar los síntomas de demencia en pacientes con enfermedad cerebral), Spasmo-Urgenin Neo®, Emselex®, Vesicare
®
, se recomienda el uso de Urispas®.
La incontinencia de urgencia o la incontinencia mixta con predominio de la forma de urgencia puede reducirse con terapias farmacológicas (oxibutinina, tolterodina o trospio) en el 59-71% de los casos. Las tasas de curación son del 17-23%. El entrenamiento del suelo pélvico consigue resultados igualmente buenos (reducción de hasta un 80%). El entrenamiento dirigido de la vejiga conduce a una reducción del >35% de los pacientes y, en algunos casos, incluso a la curación al cabo de seis meses. Está especialmente indicado para personas mayores con funciones cognitivas preservadas.
La incontinencia de esfuerzo o la incontinencia mixta con una forma predominante de esfuerzo pueden reducirse muy bien mediante el entrenamiento del suelo pélvico (en las mujeres, mejor combinado con biorretroalimentación): Hasta el 95% o el 87% de los casos muestran una mejoría. La estimulación eléctrica, por otro lado, no aporta ningún beneficio adicional a las mujeres. El 64% de las pacientes se benefician de las terapias farmacológicas con estrógenos y duloxetina.
Por último, se presentaron las farmacoterapias para la formación de orina residual. Según el Dr. Mitrache, los fármacos eficaces son Pradif®, Xatral Uno® o Ubretid®.
Fuente: “Incontinencia en la vejez”, seminario en la 15ª Conferencia de Formación Continuada del Colegio de Médicos Generales (KHM), 20-21 de junio de 2013, Lucerna.