Varios expertos presentaron las nuevas directrices sobre la hipertensión en el Congreso de la ESC de este año. En particular, se debatió la relevancia de la medición de la presión arterial “fuera de la consulta” en el diagnóstico, el estudio del daño orgánico para la estratificación del riesgo y la relajación de los valores objetivo de la presión arterial.
El Dr. Antonio Coca, de Barcelona, abordó los temas candentes de las nuevas directrices para la hipertensión de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH). Se presentaron principalmente las modificaciones que se han realizado desde 2007, cuando se publicaron las últimas directrices. “En primer lugar, sin embargo, es importante mencionar lo que ha permanecido igual, es decir, los principios fundamentales: Las recomendaciones se basan en ensayos controlados aleatorios (ECA) y sus metaanálisis, recopilados a partir de una amplia revisión bibliográfica. Sin embargo, también se tienen en cuenta los resultados de estudios observacionales y de otro tipo, que muestran un enfoque científico adecuado. Las pruebas científicas reunidas de este modo se evalúan cuidadosamente y se transforman en recomendaciones de distinta fuerza”, dijo el profesor Coca, explicando el proceso por el que se elaboran las directrices.
En particular, los siguientes aspectos son nuevos con respecto a 2007:
- Datos epidemiológicos sobre la hipertensión y el control de la presión arterial en Europa.
- Reforzar el valor pronóstico de la monitorización domiciliaria de la presión arterial (MAPA) y su importancia para el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión.
- Actualización sobre el significado pronóstico de la presión arterial nocturna, la presión arterial de bata blanca y la hipertensión enmascarada.
- Volver a hacer hincapié en la integración de la presión arterial, los factores de riesgo cardiovascular, el daño orgánico asintomático y las complicaciones clínicas en la evaluación global del riesgo cardiovascular.
- Actualización sobre la importancia pronóstica del daño orgánico asintomático, incluidos el corazón, los vasos sanguíneos, los riñones, los ojos y el cerebro.
- Inicio del tratamiento antihipertensivo.
- Esquema revisado de las combinaciones de medicamentos recomendadas.
- Sección ampliada sobre estrategias terapéuticas en condiciones especiales (personas >80 años).
- Especial atención en el ámbito de la hipertensión resistente y nuevos enfoques terapéuticos también para el tratamiento crónico de las enfermedades hipertensivas.
Diagnóstico de la presión arterial
El Prof. Dr. med. Robert H. Fagard, de Lovaina, presentó las innovaciones más relevantes en el diagnóstico de la hipertensión. Subrayó el papel de la medición de la presión arterial “fuera de la consulta”. Esta forma de medir la presión arterial debe considerarse para confirmar el diagnóstico. También puede identificar el tipo de hipertensión, detectar episodios hipotensivos y mejorar la predicción de los riesgos cardiovasculares. Para la medición de la tensión arterial fuera del consultorio, se recurre a la monitorización ambulatoria o domiciliaria de la tensión arterial, en función de la indicación, la disponibilidad, la conveniencia, el coste y, si es factible, teniendo en cuenta los deseos del paciente.
Daño orgánico en la estratificación del riesgo
El Prof. Dr. med. Stéphane Laurent, de París, hizo hincapié en la gran importancia de realizar pruebas tempranas para detectar daños en los órganos con el fin de estratificar el riesgo. Los parámetros mínimos requeridos para la evaluación son: Masa ventricular izquierda, tasa de filtración glomerular y microalbuminuria, aunque también puede ser útil la evaluación de parámetros de las grandes arterias como la velocidad de la onda del pulso. El profesor Laurent reiteró la importancia de esta evaluación para el posterior tratamiento antihipertensivo, aunque se necesita más información al respecto.
Presión arterial diastólica y sistólica
El Prof. Dr. med. Giuseppe Mancia de la Universidad de Milán abordó las recomendaciones generales de tratamiento. Recientemente se recomienda una tensión arterial sistólica <140 mmHg sin tener en cuenta la clasificación del riesgo como de bajo a moderado, la diabetes, la enfermedad renal crónica (ERC) diabética/no diabética y si los pacientes padecen enfermedad arterial coronaria, ictus previo o ataques isquémicos transitorios. Para la tensión arterial diastólica, se da un valor objetivo de <90 mmHg, para los diabéticos <85 mmHg. Existen pruebas fehacientes de que puede recomendarse una reducción de la presión arterial sistólica a 140-150 mmHg en pacientes hipertensos de edad avanzada (<80 años). Para las personas mayores mental y físicamente en forma, e individualmente para los mayores de ochenta años, los médicos pueden considerar una tensión arterial sistólica de <140 mmHg, según el profesor Mancia.
Fuente: Congreso ESC 2013, del 31 de agosto al 4 de septiembre de 2013, Ámsterdam
CARDIOVASC 2013; 12(6): 32-34