La esclerosis múltiple es la enfermedad autoinmune más común del sistema nervioso central. Se acompaña de alteraciones visuales y sensoriales, así como de limitaciones en la coordinación. Estos últimos se manifiestan en la interacción de la espasticidad, la fatiga y los problemas de equilibrio como restricción del movimiento. Detener la pérdida de independencia es la principal prioridad terapéutica.
Según los estudios, entre el 85% y el 91% de los pacientes con esclerosis múltiple (EM) sufren deficiencias físicas. Pueden aparecer al principio de la enfermedad, pero suelen empeorar a medida que ésta progresa. Las restricciones de movimiento pueden tener muchas causas. Suelen ser el resultado de una combinación de mala coordinación motora, debilidad muscular, espasticidad, problemas de equilibrio y fatiga. Dependiendo de la gravedad de la restricción, las tareas de la vida diaria ya no pueden realizarse y existe un riesgo de pérdida de independencia. Por lo tanto, está indicada una intervención precoz.
Aumentar la actividad
Para mejorar la movilidad de los pacientes con EM, un concepto de terapia multimodal debe adaptarse individualmente a las necesidades de la persona afectada. Para reforzar la capacidad de caminar, las directrices abogan por el entrenamiento de la marcha asistido por robots, el pilates y las intervenciones combinadas de movimiento. El entrenamiento convencional en cinta rodante, el entrenamiento de fuerza, el entrenamiento del equilibrio, el pilates y la hipoterapia pueden tener un efecto positivo en la velocidad de la marcha. Según las directrices, el entrenamiento de la marcha asistido por robot, el entrenamiento convencional en cinta rodante, el entrenamiento en ergómetro, el pilates, la intervención combinada de movimientos y la hipoterapia se consideran positivos para mejorar la resistencia. Las caídas pueden prevenirse principalmente con la ayuda del entrenamiento de la marcha asistido por robots, el entrenamiento de la fuerza, el entrenamiento del equilibrio, el pilates, las formas de movimiento del Lejano Oriente, la intervención combinada de movimientos y la hipoterapia.
En principio, debería realizarse un entrenamiento de la marcha regular y guiado terapéuticamente. Esto puede apoyarse con un entrenamiento de resistencia sistemático y un entrenamiento de fuerza específico. Los ejercicios especiales de equilibrio ayudan a mantener el equilibrio y a prevenir las caídas.
Centrarse en el síntoma individual
Las intervenciones farmacológicas se basan en los síntomas individuales que subyacen a la alteración de la movilidad. Para controlar eficazmente la espasticidad, los relajantes musculares orales como el baclofeno, la tizanidina, la tolperisona, la memantina o la dantamacrina son los principales fármacos administrados. Pero también pueden utilizarse benzodiacepinas como el diazepam. Además, cannabinoides especiales como el aerosol oral de THC/CBD están aprobados para el tratamiento de la espasticidad grave.
La fampridina ha demostrado ser eficaz específicamente para mejorar la capacidad de andar. En los ensayos pivotales, la velocidad de la marcha aumentó una media del 25% en un tercio de los pacientes tras sólo dos semanas.
Para el tratamiento de la fatiga se utilizan preparados (a menudo “off-label”) que ya han demostrado su eficacia para otras enfermedades, como la enfermedad de Parkinson, la gripe o la narcolepsia. Entre ellos se encuentran, sobre todo, la amantadina y el modafinilo. A veces también se intenta una terapia con antidepresivos que aumentan el impulso.
Algo más que movilidad limitada
Más de la mitad de los pacientes con EM afirman que la restricción de la movilidad repercute negativamente en su disfrute de la vida y, por tanto, contribuye a reducir considerablemente su calidad de vida. Porque no sólo la vida cotidiana privada se ve afectada de nuevo. El 83% de los afectados también tienen que aceptar impedimentos en su vida profesional como consecuencia de ello.
Entre ellas se incluyen el aumento de los días de ausencia, así como una reducción de las horas de trabajo semanales o incluso un reciclaje necesario. Además, sólo un tercio de los pacientes de EM con capacidad limitada para caminar son capaces de trabajar en absoluto. Naturalmente, esto también repercute en la situación financiera de los afectados. Por lo tanto, una mejora eficaz y global de la movilidad no debe quedar relegada a un segundo plano.
Para saber más:
- Tholen R, Dettmers C, Henze T, et al: Terapia de ejercicios para mejorar la movilidad en pacientes con esclerosis múltiple. Versión de consenso para la directriz S2e del DGNR en colaboración con Physio Deutschland. Neurología y rehabilitación 2019; 25: 3-40
- https://neurotransconcept.com/infos.aspx?id=impulse&article=Y-2013.I-02.P-016 (fecha de consulta: 28.03.2020)
- www.amsel.de/multiple-sklerose-news/amsel-aktuell/mobilitaet-bei-multipler-sklerose-verbessern-1/ (última consulta: 28.03.2020)
- www.iqwig.de/de/presse/pressemitteilungen/2019/multiple-sklerose-neue-standards-fuer-die-planung-klinischer-studien-erforderlich.12629.html (última consulta: 28.03.2020)
- www.physio-deutschland.de/fachkreise/news-bundesweit/einzelansicht/artikel/detail/News/fokus-forschung-befundung-mobilitaetseinschraenkungen-bei-multiple-sklerose.html (última consulta: 28.03.2020)
- https://m.vpt.de/news/detail/therapie-leitlinien-zur-rehabilitation-von-patienten-mit-multipler-sklerose/ (última consulta: 28.03.2020)
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2020; 18(3): 18