Si no se trata, la hepatitis autoinmune (HAI) puede provocar una cicatrización anormal (fibrosis) del hígado, que puede acabar en cirrosis y requerir un trasplante de órganos. Para que la terapia tenga éxito, la enfermedad debe detectarse lo antes posible. Un equipo de investigación dirigido por el Dr. Richard Taubert, médico titular del Departamento de Gastroenterología, Hepatología y Endocrinología de la Facultad de Medicina de Hannover (MHH), ha desarrollado ahora una nueva prueba de anticuerpos que puede utilizarse para diagnosticar la enfermedad de forma más rápida y fiable que las pruebas estándar anteriores.
Los anticuerpos de tipo G -también llamados inmunoglobulinas G (IgG)- son proteínas, es decir, compuestos proteicos. El sistema inmunitario las envía para neutralizar agentes patógenos como bacterias y virus. En las enfermedades autoinmunes, las inmunoglobulinas reconocen falsamente su propio cuerpo como extraño, por lo que se denominan autoanticuerpos. “La detección de autoanticuerpos es una base importante para el diagnóstico de la HIA y, junto con el examen de los tejidos tras la biopsia hepática, representa el marcador diagnóstico más importante”, afirma el Dr. Taubert.
Sin embargo, los diversos autoanticuerpos detectados hasta ahora en las pruebas convencionales sólo tienen una utilidad limitada para un diagnóstico preciso. Esto se debe, por un lado, a que no se encuentran en todas las personas que padecen realmente HIA y, por otro, a que también pueden detectarse en otras enfermedades, por lo que no son específicos. Por ello, el equipo de investigación se propuso encontrar autoanticuerpos precisos que fueran típicos de la HIA y diferentes de los marcadores de otras enfermedades hepáticas. En el proceso, descubrieron inmunoglobulinas inusuales en la sangre de los pacientes con HIA. “Tienen la propiedad especial de poder unirse a muchísimas proteínas humanas”, explica el gastroenterólogo.
Una nueva prueba cierra la brecha diagnóstica
Estas inmunoglobulinas llamadas polirreactivas (pIgG) se adhieren, entre otras cosas, a una determinada proteína llamada HIP1R, que se encuentra en todo el organismo y no sólo en el hígado. “Con esta unión al HIP1R, podemos detectar las inmunoglobulinas polirreactivas y utilizarlas para el diagnóstico”, afirma el Dr. Taubert. En comparación con los autoanticuerpos convencionales que se han utilizado hasta la fecha para el diagnóstico de la HIA, las pIgG son mucho más precisas. De este modo, incluso los enfermos de HIA que no forman autoanticuerpos clásicos pueden ser detectados mediante un análisis de sangre.
“Nuestra nueva prueba cierra una brecha diagnóstica y contribuye a mejorar la atención al paciente”, subraya el médico. Con la nueva prueba, que ofrece resultados en medio día, muchos pacientes con enfermedades hepáticas podrían ahorrarse una biopsia de hígado. El equipo de investigación de la MHH ya ha podido comprobar la fiabilidad de la nueva prueba en varios cientos de muestras de sangre de otros centros miembros de la Red Europea de Enfermedades Hepáticas Raras (ERN rare liver). Ahora la prueba se pondrá a disposición del mayor número posible de laboratorios. La Oficina Europea de Patentes ya ha concedido una patente.
El artículo original “La cuantificación de la inmunoglobulina G polirreactiva facilita el diagnóstico de la hepatitis autoinmune” puede consultarse aquí:
https://aasldpubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/hep.32134