Una mujer de 30 años, previamente sana, padece una tos leve desde hace quince días. El dolor abdominal es nuevo y va en aumento. Durante el día se siente febril. El medidor de fiebre muestra 38,4 grados por la tarde. El dolor se vuelve insoportable.
Es sábado por la noche. La joven no quiere molestar a su médico de cabecera y busca una consulta sin cita previa en una ciudad suiza más grande. El médico observa un buen estado general y que no hay embarazo. Encuentra un abdomen meteorizado, por lo demás el estado clínico no presenta complicaciones. En la ecografía abdominal, el colega encuentra varios ganglios linfáticos de hasta 14 mm de tamaño retroperitoneales en el lado derecho del psoas. El otro día, se solicita un TAC del abdomen.
El radiólogo diagnostica una linfadenopatía mesentérica con un conglomerado de ganglios linfáticos de 7,1 × 5,1 × 4,3 cm. En cuanto al diagnóstico diferencial, los ganglios linfáticos descritos eran urgentemente sospechosos de la presencia de un linfoma debido a su tamaño y a la ausencia de pruebas de un foco infeccioso abdominal. El paciente ingresa en una clínica privada como caso de urgencia. Se le explica que el linfoma puede tratarse muy bien hoy en día si se diagnostica a tiempo. Sin embargo, por desgracia, la joven tuvo que prescindir de sus propios hijos tras someterse a quimioterapia. La madre de la paciente, desesperada, llega por fin al médico de cabecera. Ella, que perdió a su marido hace un año a causa de un tumor maligno, lucha contra el destino y llora amargamente. El médico de cabecera, que conoce a la familia desde hace años, intenta tranquilizar a la mujer y le dice que si el colega no hubiera sujetado el transductor en el abdomen, a nadie se le habría ocurrido buscar un linfoma. Así que intenta calmar a la mujer. En la clínica se realiza un PET-TAC y un TAC de tórax/abdomen realzado con KM. Los cambios metabólicamente activos se encuentran en el íleon terminal, así como en los ganglios linfáticos a lo largo de la raíz mesentérica. Diagnóstico diferencial: cambios inflamatorios intestinales en el contexto de la enfermedad de Crohn, el linfoma no puede descartarse con certeza. El radiólogo recomienda una colonoscopia. Muestra una inflamación ulcerosa focal inespecífica en el íleon terminal. El segundo día se toma la decisión de “vigilar y esperar” y la mujer está libre de síntomas tres días después. Los traumas de la hija y de su madre se trabajaron con el médico de cabecera en las semanas siguientes.