Un régimen de tratamiento eficaz para la EP está estrechamente ligado a un enfoque personalizado. Dependiendo de la edad de aparición y del subtipo de la enfermedad, los retos son diferentes. Además de controlar los síntomas no motores, la atención se centra en la terapia de los síntomas motores. Especialmente a largo plazo, se puede lograr un control eficaz mediante combinaciones.
El síndrome de Parkinson idiopático (SPI) es una enfermedad sistémica que puede causar múltiples síntomas en numerosos órganos. Estos son predominantemente de naturaleza no motriz. Entre ellas se incluyen dolencias psicológicas como la depresión, la apatía o los trastornos de ansiedad, disfunciones olfativas, alteraciones visuales, síntomas gastrointestinales, trastornos del sueño o dolencias cardiovasculares autonómicas. En consecuencia, los pacientes con IPS muestran resultados patológicos en el 80-100% de las pruebas olfativas cuantitativas, como señaló la Prof. Dra. med. Claudia Trenkwalder, de Kassel (D). Aproximadamente el 51% de los afectados presentan anosmia, el 35% un trastorno olfativo grave y el 14% un trastorno olfativo moderado. Las molestias gastrointestinales, como los trastornos de la motilidad, pueden atribuirse a diferentes causas. Por ejemplo, la hiperpermeabilidad de la pared intestinal, los depósitos de alfa-sinucleína en el plexo mientérico o los cambios en la composición del microbioma. Además, el 80% de todos los afectados desarrollan una disfagia clínicamente relevante en el curso de la enfermedad. Esto se asocia a una reducción significativa de la calidad de vida, dificultad para tomar la medicación y malnutrición. Se basa en una génesis multifactorial con vías dopaminérgicas y no dopaminérgicas de la red central de la deglución e influencias neuromusculares periféricas. La logopedia, la optimización de la medicación dopaminérgica y el entrenamiento intensivo de la fuerza muscular espiratoria pueden ayudar en este caso, afirma el experto.
Síntomas motores a la vista
Los síntomas motores del IPS incluyen bradicinesia, rigidez y temblor. También son ellos quienes determinan el diagnóstico. Para iniciar una gestión terapéutica eficaz, es crucial detectar el subtipo respectivo y su evolución, subrayó el Prof. Lars Timmermann, de Giessen (Alemania). Por ejemplo, el curso clínico del Parkinson dominante por temblores es mucho más lento que el de otras formas. En la fase inicial de la enfermedad, las terapias suelen funcionar muy bien. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, aumentan las complicaciones motoras y pueden aparecer trastornos de la marcha o disartria. La fase tardía se caracteriza entonces por una creciente necesidad de cuidados y, a menudo, demencia.
La cartera farmacológica se ha ampliado considerablemente en los últimos años. Ahora hay seis grupos de medicamentos disponibles (tab. 1). En primer lugar, se utiliza la L-dopa, también combinada con un inhibidor de la descarboxilasa. Se convierte en dopamina en el SNC y queda así disponible como transmisor. Sin embargo, se producen fluctuaciones en el efecto durante el uso a largo plazo. Inicialmente se manifiestan como un deterioro al final de la dosis, pero pueden extenderse a condiciones “off” no planificables. Un inhibidor de la MAO-B, por ejemplo, puede utilizarse entonces como terapia complementaria. Al inhibir selectivamente la MAO-B, aumentan la concentración de dopamina y son muy bien tolerados. La safinamida tiene un doble mecanismo de acción. La inhibición selectiva y reversible de la monoaminooxidasa (MAO)-B y la regulación simultánea de la liberación de glutamato, que está aumentada en la EP, pueden lograr un control equilibrado y duradero de los síntomas motores.
Evite las escaladas
Cuando las intervenciones farmacológicas dejan de ser eficaces en casos especialmente graves, la terapia puede intensificarse con procedimientos de estimulación continua. Actualmente, el método más investigado es la estimulación cerebral profunda. Puede mejorar significativamente un mal estado de movilidad, las fluctuaciones y las discinesias. La infusión yeyunal de bomba de L-dopa puede mejorar las fluctuaciones y la administración subcutánea de apomorfina mediante un sistema de bomba es eficaz principalmente para las fluctuaciones pero no para las discinesias.
Fuente: DGN 2020
InFo NEUROLOGY & PSYCHIATRY 2021, 19(1): 21 (publicado el 3.2.21, antes de impresión).