El número de bacterias resistentes a los antibióticos está aumentando en todo el mundo, lo que convierte la administración de antibióticos en un reto global. En el caso de las infecciones bacterianas clásicas, se recomienda cada vez más considerar cuidadosamente si los antibióticos son necesarios. Las infecciones del tracto urinario (ITU) suelen ser autolimitadas. La actual directriz suiza sobre IU sugiere enfoques que ahorran antibióticos, como la “terapia de reserva” y el uso de medidas sintomáticas.
La resistencia a los antimicrobianos supone una gran amenaza para la salud pública y está asociada a una elevada mortalidad y morbilidad. Aunque las tasas de resistencia en Suiza son bajas según los estándares internacionales, tienden a aumentar, según el PD Dr. Andreas Plate, del Instituto de Medicina Familiar de la Universidad de Zúrich [1]. Con la estrategia nacional Resistencia a los Antibióticos Suiza (StAR), se están aplicando importantes medidas para combatir la propagación de microorganismos resistentes [2]. Las directrices también reflejan la reticencia a utilizar antibióticos que ha desencadenado la administración de antibióticos. Por ejemplo, cada vez hay más recomendaciones para tratar las infecciones bacterianas clásicas como las infecciones del tracto urinario (ITU) o la faringitis sin antibióticos, siempre que se cumplan determinadas condiciones.
Estudio de caso de una mujer joven con una ITU
La Dra. Hanni Bartels, especialista de la FMH en medicina interna general e infectología. Küssnacht am Rigi, presentó el caso de una mujer de 28 años que acudió por ardor al orinar y polaquiuria [1]. La presentación clínica hizo sospechar el diagnóstico de cistitis, aunque no había factores de riesgo particulares para un curso complicado:
- Disuria y polaquiuria durante 3 días,
- tracción suprapúbica
- Abdomen: blando, ligera presión dolencia suprapúbica, sin tensión de defensa, sin peritonismo
- afebril
- No hay dolencia de golpe por encima de las dos cajas de los riñones,
- No hay dolor de costado ni de espalda.
La paciente vive en pareja estable desde hace tres años, no está embarazada y no tiene antecedentes de intervenciones quirúrgicas ni de medicación diaria regular.
El estado de la orina mostraba leucocitos (Lc) positivos y los eritrocitos (Erys) y el nitrito también eran positivos (Lc+++, Erys ++, nitrito +++).
En el hemograma (BB), los leucocitos eran de 9,8, había una ligera granulocitosis y el valor de PCR era de 17. En el urocultivo se detectó una E. coli de 105 UFC/ml (plan sensible). El caso descrito era una cistitis no complicada, que se encuentra con frecuencia en la práctica diaria, informó el Dr. Plate [1].
Aunque no existe una definición estandarizada de la cistitis no complicada, los siguientes atributos suelen ser decisivos:
- aguda
- sintomático
- sano, mujer, >18 años
- Ausencia de restricción anatómica y funcional de las vías urinarias
- premenopáusica
- no está embarazada.
Los factores de riesgo para un curso complicado incluyen, por ejemplo, una mayor duración de los síntomas, fiebre, estado postoperatorio e inmunosupresión.
Enfoques terapéuticos ahorradores de antibióticos
Hasta la mitad de las infecciones del tracto urinario se curan espontáneamente. Los antibióticos aceleran el proceso de curación 1-2 días como máximo. La cistitis no tratada no parece aumentar significativamente el riesgo de progresión a pielonefritis. [1,3]Las directrices sobre infecciones urinarias de la Sociedad Suiza de Infectología mencionan explícitamente que pueden probarse primero enfoques que ahorren antibióticos en pacientes seleccionados (sin antecedentes de pielonefritis, duración de los síntomas de unos pocos días), subrayó el Dr. Plate . Una opción en este sentido es la “terapia de espera”: se refiere a la prescripción de un antibiótico para su uso posterior “según sea necesario”, para lo cual debe probarse primero una terapia sintomática (durante 48 horas) con aumento de la hidratación y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno. Otra posibilidad es que el médico prescriba AINE durante al menos 48 horas y, si los síntomas persisten, prescriba un antibiótico más adelante.
Según el ponente, el tratamiento sintomático puede evitar daños colaterales tanto a nivel del paciente como de la salud pública [1]. La D-manosa (3× diarios, 2 g) se utiliza con frecuencia. La D-manosa debe utilizarse durante unos días después de que el paciente esté libre de síntomas, es decir, durante un total de 10-14 días. También existen diversos preparados de hierbas que pueden ser útiles para las ITU, como la levístico, la centaura, la capuchina, la gayuba, el rábano picante, la cola de caballo y la vara de oro (individualmente o en combinación).
Para los casos en los que parece indicado un tratamiento antibiótico, el ponente hace las siguientes recomendaciones [1]:
- Terapia de primera línea: nitrofurantoína p.o. 100 mg cada 8 horas durante 5 días o trimetoprim/sulfametoxazol peroral (p.o.) 160/800 mg cada 12 horas durante 3 días
- Terapia de segunda línea**: Fosfomicina p.o. 3 g (dosis única) o norfloxacina p.o. 400 mg cada 12 h durante 3 días o cefuroxima p.o. 500 mg cada 12 h durante 3 días o amoxicilina/ácido clavulánico p.o. 500/125 mg cada 8 h durante 3 días.
** en caso de alergia o resistencia a la terapia de primera línea
Literatura:
- “Terapia infectológica en transición”, PD Dr. Andreas Plate, Dra. Hanni Bartels, Congreso KHM Lucerna, 21.06.2024.
- “Strategy Antibiotic Resistance Switzerland (StAR)”, www.star.admin.ch/star/de/home.html,(última consulta: 18/07/2024).
- Sociedad Suiza de Infectología: Directriz Infección del tracto urinario (ITU), https://ssi.guidelines.ch/guideline/2981/de,(última consulta: 18 de julio de 2024).
Congreso: Congreso KHM Lucerna
HAUSARZT PRAXIS 2024; 19(8): 48 (publicado el 23.8.24, antes de impresión)