La monitorización continua de la glucosa (MCG) conduce a valores más bajos de HbA1c en niños con diabetes tipo 1. Sin embargo, cuanto más difícil es acceder a la asistencia sanitaria, menor es la utilización de la tecnología. Factores como el bajo nivel socioeconómico y la etnia desempeñan un papel en este sentido, al igual que el lugar de residencia. Investigadores de EE.UU. han recopilado datos para documentar los retos particulares a los que se enfrenta este grupo de pacientes.
Numerosos estudios ya han demostrado que el uso de un monitor continuo de glucosa mejora los niveles de glucosa en sangre en niños y adolescentes con diabetes de tipo 1. Los MCG reducen las barreras a la monitorización de la glucosa al proporcionar a las personas con diabetes y a sus cuidadores datos no invasivos y casi en tiempo real para tomar decisiones sobre el tratamiento diario con insulina. Además, los portales en línea basados en la nube muestran las tendencias de la glucemia a largo plazo y proporcionan a los proveedores, cuidadores y diabéticos importantes datos longitudinales para ajustar los tratamientos con insulina y optimizar los niveles de glucemia. A pesar de estos beneficios en los resultados a corto y largo plazo, los estudios han identificado desigualdades socioeconómicas significativas en la gestión de las prescripciones de MCG.
Aunque los pacientes de las zonas rurales suelen enfrentarse a las mismas barreras para recibir atención, como el acceso limitado a Internet de banda ancha o las largas distancias hasta las clínicas urbanas o suburbanas, las diferencias en el acceso a la MCG en dichas regiones aún no se han investigado lo suficiente. El Dr. Daniel Tilden, del Departamento de Endocrinología, Diabetes y Genética Clínica del Centro Médico de la Universidad de Kansas, en Kansas City, y sus coautores se han encargado de esta tarea [1].
Tasa hasta un 49% más baja para los niños de zonas rurales
En su estudio de cohortes retrospectivo, los investigadores compararon la probabilidad de completar una visita con (+) y sin (-) interpretación de la MCG entre zonas de desplazamiento rurales y urbanas según el código de zona de desplazamiento rural-urbano (RUCA). Según esto, los lugares de residencia se clasificaron en urbanos, rurales grandes, rurales pequeños y rurales aislados. Durante los 52 meses que duró el estudio, se realizó un seguimiento de los pacientes en varias visitas clínicas.
Se analizaron un total de 13.645 consultas de 2008 de pacientes con diabetes tipo 1 menores de 18 años. Se observó que los niños que vivían en pequeñas poblaciones rurales tenían un 31% menos de probabilidades (6,3% de visitas CGM+, 8,6% de visitas CGM-; razón de probabilidades ajustada [aOR] 0,69; IC del 95%: 0,51-0,94) tenían más probabilidades de completar una visita clínica con CGM que las personas que vivían en zonas urbanas (70,0% de visitas con CGM+, 67,2% de visitas con CGM-). En el caso de los niños y adolescentes que vivían enpoblaciones rurales aisladas, la probabilidad era incluso un 49% menor (2,0% de visitas CGM+, 3,4% de visitas CGM-; aOR 0,51; IC del 95%: 0,28-0,92). También se hallaron diferencias significativas en el número de visitas facturadas por CGM en función de la privación del barrio, la etnia y el proveedor de seguros.
Estatus socioeconómico, etnia y lugar de residencia como factores de riesgo
Estos resultados sugieren claramente que, además de factores como el estatus socioeconómico y el origen étnico, la ubicación geográfica también es un factor de riesgo para las barreras que dificultan la utilización de la tecnología diabética y una atención diabética óptima. Tras ajustar por sexo, etnia, nivel de HbA1c, año de la visita y tipo de seguro, se halló una tasa inferior, estadísticamente significativa y clínicamente significativa, de visitas clínicas facturadas por CGM entre los que vivían en pueblos rurales pequeños y remotos en comparación con los que vivían en zonas urbanas. Además, una evaluación del Instituto Nacional Demócrata (NDI) descubrió que los pacientes que vivían en zonas de mayor privación social también tenían muchas menos probabilidades de completar las visitas con los datos del MCG. Al utilizar los códigos de facturación de los MCG como resultado, estos resultados reflejan con mayor exactitud el uso real del dispositivo y pueden representar las barreras conocidas para el uso de la tecnología para la diabetes en esta población.
Dada la acumulación de pruebas de mejoras significativas en los resultados glucémicos de los diabéticos de tipo 1 que utilizan MCG, estos datos subrayan la importancia de comprender las barreras geográficas a la adopción de la tecnología diabética para mejorar los resultados en el futuro, escriben los autores. Los diabetólogos pediátricos deben ser conscientes de las posibles barreras que dificultan el uso de MCG en los pacientes rurales y tratar de trabajar con los pacientes para desarrollar estrategias que permitan superar estos obstáculos para una atención diabética óptima.
Los trabajos futuros deberán explorar más a fondo estas barreras para mejorar las desigualdades en la utilización de la MCG entre los niños con diabetes tipo 1 de las zonas rurales.
Literatura:
- Tilden DR, et al: Disparidades en el uso de monitores continuos de glucosa entre niños con diabetes tipo 1 que viven en zonas urbanas y rurales. Diabetes Care 2024; 47(3): 346-352; doi: 10.2337/dc23-1564.
InFo DIABETOLOGÍA Y ENDOCRINOLOGÍA 2024; 2(1): 20