Las manos revelan la verdadera edad – eso dicen. De hecho, suelen mostrar los síntomas más pronunciados del llamado envejecimiento extrínseco de la piel, también denominado fotoenvejecimiento. Una protección solar constante es esencial para prevenir el fotodaño. Si las manos ya muestran signos de piel fotoenvejecida, existen diversas terapias como el láser, los rellenos o los tópicos. Pueden utilizarse de forma aislada o combinada y dan buenos resultados.
Se distingue entre envejecimiento intrínseco, es decir, natural de la piel, y extrínseco. El sol y los rayos UV artificiales (llamados fotoenvejecimiento), pero también el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la malnutrición influyen en el estado de la piel. La diferencia entre el envejecimiento intrínseco y extrínseco de la piel se hace especialmente evidente cuando se colocan las manos en la parte inferior del abdomen. Aunque la piel abdominal y la de las manos tienen la misma edad, difieren en la intensidad de la exposición crónica al sol.
La radiación solar como factor central
La piel envejecida de forma natural suele ser suave y sin manchas. En cambio, las zonas expuestas al sol muestran arrugas, lesiones pigmentadas como pecas, lentigos e hiperpigmentación parcheada, pero también despigmentación (hipomelanosis guttata). Se observa una pérdida de tono y elasticidad y una tendencia a la púrpura y la equimosis, debido a la fragilidad de la piel y la debilidad de los vasos sanguíneos. Así, la piel dañada por la luz puede identificarse claramente desde el punto de vista histopatológico: Se caracteriza por atrofia epidérmica, fibras de colágeno fragmentadas y engrosadas, y fibras elásticas fragmentadas con reticulación y calcificación.
En la actualidad se acepta de forma generalizada que el grosor del estrato córneo no cambia con la edad. Lo que sí cambia, sin embargo, es la unión dermoepidérmica y el llamado “recambio celular”. Esto explica la fragilidad y la curación más lenta de la piel con la edad [1]. Se aprecian diferencias más claras en la dermis: aquí, alrededor del 20% del grosor dérmico se reduce con la edad. El tejido adiposo subcutáneo también se reduce, sobre todo en la cara y en el dorso de las manos y los bordes de las espinillas, mientras que tiende a acumularse en las caderas de las mujeres y el abdomen de los hombres. Así, las venas de una mano envejecida se vuelven más prominentes.
Una textura seca y escamosa sigue formando parte del aspecto de la piel envejecida. Esto se debe, por un lado, al hecho de que una función de barrera dañada sólo puede regenerarse lentamente, pero, por otro, también a un aumento de la pérdida transepidérmica de agua (TEWL) [2]. Estos síntomas son especialmente evidentes en las manos. En el dorso de las manos se encuentran las llamadas terrazas solares, que tienden a formar neoplasias debido a los daños causados por la luz (Fig. 1).
Prevención del fotodaño: protección solar
Es indiscutible que los filtros solares protegen contra el desarrollo de queratosis actínicas. Pero también se han demostrado sus beneficios cosméticos: Un estudio con niños demostró que el uso de FPS 30 provocaba un 30-40% menos de desarrollo de pecas. Por ello se recomiendan las cremas de manos con protección solar, pero desgraciadamente la industria aún no se ha adaptado mucho a esta indicación. Como alternativa, se puede recomendar la protección solar textil, tal y como la practicaban los asiáticos en la antigüedad o aún hoy en día.
Los retinoides inhiben la síntesis de colagenasa y favorecen la producción de colágeno [3]. Los estudios también han demostrado el efecto antioxidante de las vitaminas C y E combinadas con el ácido ferúlico o el efecto del té verde [4]. Estas combinaciones se utilizan en cosmética.
Opciones terapéuticas
Nuestras terapias se refieren en parte combinadas, en parte aisladas a los tres síntomas esenciales de las manos poco envejecidas: Manchas, pérdida de volumen y cambios en la estructura superficial de la piel (rugosidad y sequedad).
Para las manchas – lentigos solares – el láser q-switched es la primera elección tras una cuidadosa exclusión de las lesiones atípicas. El láser de rubí de conmutación q (649 nm) y el láser NeoDym YAG de conmutación q (frecuencia duplicada, 532 nm) son los más utilizados (Fig. 2-3).
Algunos fabricantes ofrecen ahora también la interesante longitud de onda de 660 nm, que provoca menos efectos secundarios vasculares (Fig. 4-5).
Sin embargo, el protocolo de consenso de 2006 de la Academia de Trastornos Pigmentarios recomendaba la crioterapia ablativa para los lentigos [5]. Como alternativa, pueden utilizarse las cremas y soluciones blanqueadoras que figuran en las tablas 1 y 2. Sin embargo, con un pigmento más profundo, sólo cabe esperar unos pocos efectos en este caso. Cabe esperar una mejor penetración cuando los productos blanqueadores se utilizan junto con procedimientos de exfoliación.
Para evitar la pérdida de volumen, el ácido hialurónico, la hidroxiapatita cálcica y la grasa autóloga son materiales de relleno adecuados. Sin embargo, debido a que la piel del dorso de la mano es más fina, estas terapias sólo deben ser practicadas por profesionales experimentados. El ácido hialurónico más fuertemente reticulado, por ejemplo, puede dar lugar a las indeseables “manos hinchadas” debido a su fuerte capacidad de retención de agua, y se ha descrito la formación de granulomas muy desagradables con la hidroxiapatita cálcica.
Si la pérdida de volumen aún no es tan pronunciada, la mesoterapia puede comenzar directamente en la dermis. Al aumentar la concentración reducida de ácido hialurónico, se estimula la formación de colágeno y elastina. Además, el método conlleva una mejora de la hidratación. Sin embargo, no debe esperarse un efecto de película real.
Otras posibilidades técnicas
Los láseres fraccionados(CO2 y erbio) y la radiofrecuencia fraccionada, que se tolera especialmente bien en la zona de las manos, también tienen efectos positivos en la dermis y la epidermis (Fig. 6-7).
La estructura de la superficie mejora, la piel parece menos áspera y seca. Tanto el sistema no ablativo como el ablativo persiguen el llamado “rejuvenecimiento”, que es una forma controlada de cicatrización de heridas con el objetivo de conseguir un aspecto más joven de la piel. Dado que la zona de la mano no puede tratarse de forma tan agresiva, hay que contar con un mínimo de tres sesiones.
Literatura:
- El-Domyati M, et al.: Envejecimiento intrínseco frente a fotoenvejecimiento: un estudio comparativo histopatológico, inmunohistoquímico y utrastructural de la piel. Exp Dermatol 2002; 11(5): 398-405.
- Baumann L: Envejecimiento de la piel y su tratamiento, J Pathol 2007; 211: 241-251.
- Kang S, Fischer GJ, Voorhees JJ: Fotoenvejecimiento y tretinoína tópica; Arch Dermat 1997, 133: 1280-1284.
- Lin FH, et al.: El ácido ferúlico estabiliza una solución de vitaminas C y E y duplica es fotoprotección de la piel. J invest Dermatol 2005; 125 (4): 826-832.
- Ortonne JP, et al: Tratamiento de los léntigos solares. J Am Acad Dermatol 2006; 54(5S2): 262-271.
PRÁCTICA DERMATOLÓGICA 2014; 24(4): 22-24