A la esclerosis múltiple también se la llama la enfermedad de las mil caras, porque no hay dos cursos iguales. Es necesaria una intervención precoz para preservar el tejido cerebral y de la médula espinal. Esto se debe a que, incluso en las primeras fases, el bienestar mental, la calidad de vida y la capacidad de trabajo, entre otras cosas, pueden verse significativamente perjudicados. El objetivo es una medicina personalizada que se centre en las preocupaciones individuales.