La mayoría de los pacientes de Parkinson padecen la forma esporádica de la enfermedad, en la que no pueden detectarse mutaciones genéticas. Sin embargo, para desarrollar fármacos utilizando modelos de líneas celulares y animales, hasta ahora se ha estudiado la enfermedad de Parkinson hereditaria, mucho más rara. Hasta ahora. Ahora hay primeros hallazgos prometedores también sobre la forma esporádica de la enfermedad.
El síndrome de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después de la demencia de Alzheimer, con una prevalencia de alrededor del 1% de la población de >60 años y unos 15.000 pacientes en Suiza. Debido a los cambios en la pirámide de edad, el número de casos está creciendo más rápidamente que el de cualquier otra enfermedad neurodegenerativa. La deficiencia de dopamina está causada por la muerte de neuronas dopaminérgicas, lo que desencadena los síntomas típicos como temblor, rigidez o bradicinesia. Además, existen dolencias no motoras que pueden manifestarse de forma sensorial, autonómica, cognitiva y emocional (Fig. 1) . En la mayoría de los casos, se presenta la forma idiopática de la enfermedad, que se describe por la patología de los cuerpos de Lewy y es lentamente progresiva. En aproximadamente el 5-10% de los individuos afectados puede detectarse una mutación monogénica definida, a través de la cual la proteína mutada α-sinucleína se deposita en las neuronas dopaminérgicas y acaba provocando la muerte de las neuronas. Ahora se han verificado tres genes hereditarios autosómicos dominantes (PARK-LRRK2, PARK-SNCA, PARK-VPS35) y tres autosómicos recesivos (PARK-Parkin, PARK-PINK1, PARK-DJ1) cuyas mutaciones pueden provocar la enfermedad.
La enfermedad se diagnostica principalmente de forma clínica. Por lo tanto, debe realizarse una resonancia magnética al menos una vez para descartar causas de síndrome de Parkinson secundario. El diagnóstico puede confirmarse mediante técnicas de imagen en las que puede visualizarse la densidad de sinapsis de las neuronas dopaminérgicas. Sin embargo, las dos formas de Parkinson no siempre pueden distinguirse clínicamente. Si se sospecha de un síndrome de Parkinson monogénico, deben realizarse pruebas genéticas. Los cambios en los genes Parkin y PINK1 deben considerarse especialmente en pacientes con inicio de la enfermedad antes de los 40 años y en pacientes con antecedentes familiares positivos.
Mantener la independencia, aliviar las quejas
El objetivo de una terapia integral debe ser mantener la independencia de los afectados el mayor tiempo posible, prevenir la necesidad de cuidados y evitar las comorbilidades. La cartera farmacológica es ahora amplia y puede aliviar eficazmente los síntomas motores en particular. Entre ellos se encuentran los inhibidores de la monoaminooxidasa B (inhibidores de la MAO-B). La safinamida, la rasagilina o la selegilina aumentan la concentración de dopamina en la sinapsis dopaminérgica al inhibir su degradación y apenas han mostrado efectos secundarios en los estudios de registro. Los agonistas dopaminérgicos sustituyen a la dopamina directamente en el receptor postsináptico del cuerpo estriado y suelen utilizarse en forma de liberación sostenida (por ejemplo, piribedil, pramipexol, ropinirol). Sin embargo, pueden producirse hipotensión ortostática, alucinosis, somnolencia diurna patológica, edema de piernas o trastornos del control de los impulsos. Los inhibidores de la COMT, como la entacapona o la opicapona, inhiben una vía de degradación de la L-dopa y aumentan así su concentración en el SNC. Pueden aumentar todos los efectos secundarios dopaminérgicos. La L-dopa combinada con un inhibidor de la descarboxilasa (benserazida, carbidopa) se convierte en dopamina en el SNC y queda así disponible como transmisor con excreción y recaptación en la hendidura sináptica. Pueden producirse náuseas, vómitos, bajada de tensión y fatiga en el ajuste inicial. Los antagonistas NMDA y los anticolinérgicos influyen en las sustancias mensajeras posteriores a la dopamina y, por lo tanto, tienen un efecto positivo en su equilibrio.
El preparado adecuado depende de las circunstancias individuales del paciente. Deben tenerse en cuenta la edad, las circunstancias vitales, el estadio de la enfermedad, los síntomas y las posibles enfermedades concomitantes para conseguir el tratamiento óptimo para la persona afectada.
Para saber más:
- Borsche M, Klein C: Enfermedad de Parkinson. genética médica 2018; 30: 267-273.
- www.fz-juelich.de/ibi/ibi-7/DE/Forschung/Themen/07MorbusParkinson/parkinson_node.html (último acceso 05.08.2020)
- Deuschl G, Berg D: Enfermedad de Parkinson: Cómo controlar los síntomas motores. Dtsch Arztebl 2019; 116(37): [4].
- Laperle AH, Sances S, Yucer N, et al: El modelado iPSC de la enfermedad de Parkinson de inicio joven revela una firma molecular de la enfermedad y nuevos candidatos terapéuticos. Nat Med 2020 Ene 27. doi: 10.1038/s41591-019-0739-1. [Epub ahead of print]
- Mullin S, Smith L, Lee K, et al: Ambroxol for the Treatment of Patients With Parkinson Disease With and Without Glucocerebrosidase Gene Mutations: A Nonrandomized, Noncontrolled Trial. JAMA Neurol 2020 Jan 13. doi: 10.1001/jamaneurol.2019.4611. [Epub ahead of print]
- www.neurologen-und-psychiater-im-netz.org/neurologie/erkrankungen/parkinson-syndrom/therapie (último acceso 05.08.2020)
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2020; 18(5): 25