El hecho de que el sobrepeso y la obesidad son un grave problema de salud en muchas naciones industrializadas occidentales debería ser ampliamente conocido. Pero, ¿se asocia siquiera un valor elevado del IMC con el riesgo de cáncer? En el pasado se han dedicado varios estudios epidemiológicos a esta cuestión.
(ag) Un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet ha puesto a prueba hasta qué punto el peso o la obesidad están realmente asociados a la aparición de cáncer. En una amplia evaluación sistemática, los autores investigan la relación entre el índice de masa corporal (IMC) y los carcinomas más comunes. También incluyeron posibles variables de confusión en el análisis. Según los investigadores, dicho estudio tiene una gran relevancia en vista del aumento de las tasas de obesidad en todo el mundo.
Los estudios realizados hasta la fecha no son satisfactorios
Muchos estudios anteriores sobre este tema carecían de potencia estadística o tenían muy poco en cuenta o de forma incoherente los factores de confusión. Aún se sabe poco sobre la importancia de factores importantes como el hábito de fumar y la edad, que podrían alterar significativamente la asociación entre el IMC y el cáncer. Además, utilizaron principalmente valores de IMC basados en autoinformes, lo que probablemente no hace completa justicia al valor real. Sin embargo, un metaanálisis de 2008 ya pudo demostrar una fuerte asociación entre el IMC y los carcinomas de esófago, tiroides, colon, riñones, endometrio y vesícula biliar. Los autores quisieron ahora verificar por sí mismos los hallazgos utilizando datos epidemiológicos.
Método
Se investigó la relación (lineal y no lineal) entre el IMC y los 22 tipos de cáncer más comunes. También comprobaron si los resultados cambiaban cuando se modificaban factores como el sexo, el estado menopáusico y el tabaquismo, y la edad.
Se incluyeron 5,24 millones de personas en el estudio de cohortes (basado en registros digitalizados de atención primaria del Reino Unido). Tenían un periodo de seguimiento suficientemente largo y no tenían ningún diagnóstico previo de cáncer. Todos disponían de datos sobre el IMC. Por término medio, el seguimiento finalizó al cabo de 7,5 años y el IMC medio fue de 25,5 kg/m2.
El peso desempeña un papel importante
166 955 personas de la muestra desarrollaron uno de los 22 carcinomas relevantes. Según el análisis no lineal, el IMC estaba asociado a 17 tipos de cáncer, pero había grandes diferencias según el tipo de cáncer (en la dirección y la fuerza de la asociación).
Con cada aumento de 5 kg/m2 en el IMC, el riesgo de cáncer de útero, vesícula biliar, riñón, cuello de útero, tiroides y leucemia también aumentaba linealmente, controlando todos los posibles factores de confusión. Los valores asociados fueron:
- Cáncer uterino: cociente de riesgos [HR] 1,62; IC del 99%: 1,56-1,69; p<0,0001
- Cáncer de vesícula biliar: 1,31; 1,12-1,52; p<0,0001
- Cáncer renal: 1,25; 1,17-1,33; p<0,0001
- Cáncer de cuello uterino: 1,10; 1,03-1,17; p=0,00035
- Cáncer de tiroides: 1,09; 1,00-1,19; p=0,0088
- Leucemia: 1,09; 1,05-1,13; p≤0,0001
En general, el IMC se asoció de forma altamente significativa con el cáncer de hígado, colon, ovario y mama posmenopáusico, pero estos efectos no lineales variaron según el nivel de IMC y las características individuales.
Se demostró una asociación inversa con el riesgo de cáncer de próstata y de mama premenopáusico en la población general y en los no fumadores. Los valores en la población general fueron HR 0,98; 0,95-1,00 (próstata) y HR 0,89; 0,86-0,92 (cáncer de mama). Esto demostró que el riesgo de cáncer de mama premenopáusico aumentaba hasta los 22 kg/m2, pero volvía a disminuir en valores superiores. La situación era similar en el caso del cáncer de próstata. Los autores sospechan que esta circunstancia se debe a un retraso en el diagnóstico del cáncer en las personas con sobrepeso (algo que también muestran otros estudios).
Esta asociación inversa se encontró inicialmente también en el cáncer de pulmón y de cavidad oral, pero desapareció cuando sólo se tuvo en cuenta el subgrupo de no fumadores. Por lo tanto, es más probable que el hábito de fumar desempeñe aquí el papel principal.
Suponiendo una asociación causal, esto significa que el 41% de los cánceres de útero y el 10% o más de los de vesícula biliar, riñón, hígado y colon pueden atribuirse al sobrepeso y la obesidad.
Posible relación causal
Los autores calcularon que un aumento medio del IMC de 1 kg/m2 en la población total provocaría que 3790 pacientes adicionales al año desarrollaran uno de los diez cánceres positivamente asociados. Los investigadores concluyen que el IMC está asociado al riesgo de cáncer. Asumiendo la causalidad, muchos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, la heterogeneidad de los efectos también muestra que deben tenerse en cuenta diferentes mecanismos y subgrupos para los tipos específicos de cáncer.
Fuente: Bhaskaran K, et al.: Índice de masa corporal y riesgo de 22 cánceres específicos: un estudio de cohortes basado en la población de 5,24 millones de adultos del Reino Unido. The Lancet 2014; 384(9945): 755-765.
InFo Oncología y Hematología 2014; 2(7): 2