El delirio, un estado de confusión aguda, fue el tema central de una presentación en el congreso ESCIM de Ginebra. Algunos de los puntos clave debatidos giraron en torno a la correcta definición de esta afección, los factores predisponentes y desencadenantes y los posibles enfoques de gestión. Como experto, el Prof. Gabriel Gold, MD, de los Hospitales Universitarios de Ginebra, presentó el tema en una amplia panorámica.
(ag) En primer lugar, el Dr. Gabriel Gold, de los Hospitales Universitarios de Ginebra, respondió a la pregunta de cómo definir el delirio en primer lugar: “Según el DSM V, se trata de un estado confusional agudo con alteración de la conciencia y la atención que desemboca en un trastorno cognitivo que no puede describirse mejor mediante una afección preexistente. El delirio fluctúa en gravedad y parece deberse a una afección médica presente”. La prevalencia en la población general es del 1 al 2%, siendo el delirio especialmente frecuente en las unidades de cuidados intensivos y en pacientes con demencia durante la hospitalización.
Los factores predisponentes se resumen en la Tabla 1.
Los factores desencadenantes pueden incluir: drogas psicoactivas, restricciones físicas, sonda urinaria, niveles séricos elevados de urea, alteraciones electrolíticas, infecciones y acontecimientos iatrogénicos [1]. Otras investigaciones concluyen que la polifarmacia, la presencia de diversas afecciones médicas, una neoplasia o incluso una intervención quirúrgica, así como el dolor y los niveles anormales de albúmina sérica también pueden provocar delirios.
“Por lo tanto, el delirio suele ser multifactorial, por lo que centrarse en un único factor de riesgo difícilmente puede ser eficaz. Más bien, los enfoques amplios son útiles para prevenir o resolver el delirio”, afirma el experto.
Pronóstico significativamente peor
No sólo aumenta la mortalidad debida al delirio, por ejemplo en la unidad de cuidados intensivos o en urgencias, sino también el riesgo de deterioro cognitivo o de institucionalización.
“El deterioro cognitivo debe diferenciarse en delirio, demencia y depresión para el diagnóstico diferencial”, explicó el Prof. Gold (Tab. 2).
“Existen más de 20 herramientas de diagnóstico diferentes para detectar el delirio, pero a menudo se diagnostica mal o se infradiagnostica. El más utilizado es el llamado Método de Evaluación de la Confusión (CAM) [2]. La sensibilidad es del 94% y la especificidad del 89%. Existen versiones adaptadas para su uso en cuidados intensivos. Por lo tanto, es con diferencia la mejor herramienta de diagnóstico disponible en la actualidad”. Cuatro puntos son cruciales en la CAM [2]:
- El inicio agudo y el curso fluctuante (historia fiable con la ayuda de cuidadores y familiares para poder documentar los cambios agudos del estado mental y las fluctuaciones en el transcurso del día).
- Falta de atención (dificultad para centrar la atención; se distrae con facilidad).
- Pensamiento desorganizado (conversación incoherente, incoherente, irrelevante; flujo ilógico de pensamientos; saltos de tema impredecibles).
- Alteración de la conciencia (alerta, hiperalerta; letárgico pero se despierta con facilidad; estuporoso y no se despierta con facilidad; comatoso y no se despierta en absoluto).
El diagnóstico de delirio requiere la presencia de los puntos 1 y 2 y de uno o ambos de los puntos 3 y 4.
Gestión
Además del tratamiento específico de la enfermedad subyacente y de las medidas generales de apoyo, como se muestra en el cuadro 3 , la gestión del comportamiento también es crucial.
“Siempre que sea posible, evite la restricción física y fomente la presencia de personas y cosas familiares. Los neurolépticos que pueden considerarse son el haloperidol en dosis bajas y posiblemente neurolépticos atípicos como la quetiapina, la ripseridona o la olanzapina [3]. No deben utilizarse benzodiacepinas ni inhibidores de la colinesterasa como la rivastigmina, ya que no tienen ningún efecto en la prevención y sólo aumentan el número de efectos secundarios. También se ha estudiado el efecto preventivo de los neurolépticos. Los resultados son inconsistentes hasta ahora”, explicó el Prof. Gold para concluir.
Fuente: “Cómo tratar el delirio”, Seminario en el Congreso de ESCIM, 14-16 de mayo de 2014, Ginebra.
Literatura:
- Inouye SK, Westendorp RG, Saczynski JS: Delirio en ancianos. Lancet 2014 Mar 8; 383(9920): 911-922.
- Inouye SK, et al: Aclarar la confusión: el método de evaluación de la confusión. Un nuevo método para la detección del delirio. Ann Intern Med 1990 dic 15; 113(12): 941-948.
- Yoon HJ, et al: Eficacia y seguridad del haloperidol frente a los antipsicóticos atípicos en el tratamiento del delirio. BMC Psiquiatría 2013 Sep 30; 13: 240.
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2014, 12(4): 36-37