El síndrome de Tourette (ST) pertenece al campo de los trastornos del control de los impulsos e incluye tics motores y vocales que se manifiestan en la infancia. El estudio presentado aborda las mutaciones de novo y su contribución al riesgo calculado de desarrollar ST.
Antecedentes: El síndrome de Tourette (ST) es un trastorno psiquiátrico del ámbito de los trastornos del control de los impulsos próximo al dominio neurológico de los trastornos del movimiento. Incluye tics motores y vocales/verbales que se manifiestan en la infancia. La prevalencia se estima hasta en un 1% y sería entonces tan alta como la de la esquizofrenia, lo que, sin embargo, no se refleja en la práctica clínica diaria y sugiere un elevado número de enfermos sin diagnosticar. El ST sin comorbilidades psiquiátricas es poco frecuente. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y los trastornos del espectro autista comórbidos encabezan la lista, seguidos del trastorno obsesivo-compulsivo, la depresión y los trastornos de la personalidad. En aproximadamente el 50% de los casos, existen antecedentes familiares positivos.
Estudios: Aquí se presenta un estudio que analiza las mutaciones de novo y su contribución al riesgo calculado de desarrollar ST. Así que no se trata principalmente de la forma hereditaria de la ET. Para este tipo concreto de estudio, se seleccionaron tríos de padres sanos y un niño con ST, y tríos de padres sanos que tienen un hijo enfermo y su hermano sano como grupo de control. Se realizaron análisis de secuenciación del exoma completo (WES).
Resultados: Existe una tasa significativamente mayor de probables variantes que alteran los genes en la cohorte de ST. La correlación entre la edad paterna y la tasa de variación de novo se confirmó de nuevo. Los autores pudieron identificar un gen, al que denominan “gen de alta confianza para el trastorno de Tourette (hcTD)”, así como tres genes cuya asociación con un mayor riesgo de desarrollar el ST es probable. Estos genes proporcionan elementos de reflexión para comprender la patogénesis de la ET. Están asociadas al desarrollo del SNC y a la formación de axones y sinapsis que conectan las zonas corticales con, por ejemplo, las regiones talámicas y el cuerpo estriado. Uno de los tres genes considerados probablemente asociados es corresponsable de la reparación de las roturas de doble cadena del ADN. Los autores calculan que el 12% de todos los casos de ST podrían deberse a mutaciones de novo.
Conclusiones: El análisis de 325 tríos presentado aquí arrojó cuatro genes candidatos – según los autores, el análisis de aproximadamente 2.500 tríos podría arrojar 21 genes hcTD, lo que estaría en consonancia con los conocimientos actuales sobre la genética de los trastornos del espectro autista. Con hallazgos novedosos de este tipo, se pueden explorar aspectos del desarrollo del SNC y posibles mecanismos celulares y moleculares de enfermedades como la ET en organismos modelo que pueden modificarse genéticamente.
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2017; 15(4): 34