La carencia de hierro es una comorbilidad frecuente en pacientes con insuficiencia cardiaca y se asocia a un aumento de la mortalidad y los ingresos hospitalarios. La suplementación eficaz con hierro reduce significativamente este riesgo sin aumentar el riesgo de acontecimientos adversos.
La carencia de hierro es la enfermedad carencial más común en los seres humanos. Alrededor de 600 millones de personas en todo el mundo sufren carencia de hierro por diversas causas. La carencia de hierro es también una comorbilidad común y relevante en la insuficiencia cardiaca crónica. Influye en los síntomas, la calidad de vida y la tasa de hospitalización y es un factor pronóstico negativo. Los síntomas clínicos de la carencia de hierro son fatiga, agotamiento, bajo rendimiento, dificultad para respirar, disfunción cognitiva, mareos, dolores de cabeza y susceptibilidad a las infecciones, así como un deterioro general de la calidad de vida. Alrededor del 50% de los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica sufren las consecuencias de una carencia de hierro. A través de la vasodilatación periférica, la caída de la presión arterial y la activación de las neurohormonas, la anemia crónica puede desencadenar un auténtico círculo vicioso.
Se discuten varios mecanismos relacionados con las causas de la deficiencia de hierro en la insuficiencia cardiaca, como la inflamación crónica, la reducción de la absorción de hierro, la reducción de la reabsorción de hierro y, por último, la anemia hemorrágica inducida por fármacos. Además, el estadio de la NYHA parece correlacionarse con la deficiencia de hierro. La ferropenia absoluta se define como una ferritina sérica <100 μg/l, la ferropenia funcional se presenta en una ferritina sérica de 100-300 μg/l con una saturación de transferrina concomitante <20%.
La carencia de hierro afecta principalmente a la calidad de vida del paciente a través del empeoramiento sintomático de la insuficiencia cardiaca, el rendimiento físico, la función muscular y el número de hospitalizaciones debidas al empeoramiento de la insuficiencia cardiaca. Esto se debe a que el hierro es necesario para una hematopoyesis óptima, pero también desempeña un papel central en el transporte de oxígeno (hemoglobina), el almacenamiento (mioglobina), el metabolismo de los músculos cardíacos y esqueléticos, la síntesis y descomposición de proteínas, lípidos, ácidos ribonucleicos y para la función mitocondrial.
Equilibre con rapidez, eficacia y seguridad
La necesidad de hierro en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica puede determinarse en función del peso corporal y del nivel de hemoglobina (tab. 1). Los suplementos orales de hierro, normalmente considerados el fármaco de elección, se absorben mal y tienen una biodisponibilidad limitada, sobre todo en pacientes con afecciones crónicas como la insuficiencia cardiaca. Además, la tolerabilidad es limitada debido a los efectos gastrointestinales desfavorables. Se necesitarían varios meses de terapia de hierro oral para reproducir la deficiencia de hierro.
Por lo tanto, debe recurrirse a la terapia con hierro intravenoso. En comparación con los antiguos preparados, los complejos sin dextrano disponibles en la actualidad presentan reacciones anafilácticas en muy raras ocasiones y pueden infundirse con relativa rapidez gracias a su gran estabilidad estructural, propiedades ambas que también permiten su uso en el ámbito ambulatorio.
Literatura:
- Link H, Schiefke I, Balck K, et al: Principios de diagnóstico y tratamiento de la anemia ferropénica. MMW Fortschr Med 2015; 157: 56-59.
CARDIOVASC 2021; 20(4): 31