En un estudio estadounidense basado en la población, uno de cada seis participantes adultos estaba afectado por disfagia. De ellos, la gran mayoría utilizaba ciertas técnicas para hacer frente a la disfagia en la vida cotidiana. Sin embargo, sólo la mitad de los afectados buscó ayuda médica debido a los síntomas disfágicos. Los datos del estudio no dejan claro si se han pasado por alto etiologías tratables como consecuencia de ello, pero está claro que el espectro de causas es amplio.
El término “disfagia” engloba los trastornos de la deglución de origen múltiple en la zona comprendida entre los labios y la entrada del estómago. El espectro de posibles causas abarca desde enfermedades cerebrales, degenerativas, infecciosas o malignas hasta trastornos mecánicos, traumáticos o funcionales [1].
El estudio transversal de Adkins et al. muestra, entre otras cosas, que la disfagia tiene una elevada prevalencia a lo largo de la vida [2]. De 31.129 adultos (Tabla 1) de EE.UU. que participaron en una encuesta en línea entre el 4 y el 19 de abril de 2018, el 16,1% declaró padecer disfagia. <De los 4.998 afectados de disfagia, 3.362 (67,3%) declararon una duración de los síntomas de 5 años. En 798 (16,0%), los síntomas se prolongaban de 6 a 10 años y 782 (15,6%) llevaban afectados por disfagia ≥11 años.
Todos los participantes en el estudio cumplimentaron la versión abreviada del cuestionario PROMIS de salud global (“Patient Reported Outcome Measurement Information System”) [3]. Las respuestas a los ítems relacionados con la disfagia se muestran en la Tabla 2. Del 16,1% que respondió afirmativamente a los síntomas de disfagia, el 92,3% los había experimentado en la semana anterior, entre otros. El 16,3% de los encuestados calificaron los síntomas disfágicos de “bastante” o “muy” graves en los últimos siete días.
Las medidas compensatorias más comunes para aliviar la disfagia fueron la ingesta de líquidos (86,0%) y tomar la comida despacio (76,5%) [2]. En general, el 51,1% de los encuestados buscó ayuda médica para sus dificultades para tragar. Una mayor edad, el sexo masculino, las comorbilidades y unos síntomas de disfagia más graves se asociaron a una mayor probabilidad de buscar ayuda médica (p<0,05). Las comorbilidades más frecuentes del esófago fueron la enfermedad por reflujo gastroesofágico (30,9%), la esofagitis eosinofílica (8,0%) y la estenosis esofágica (4,5%).
Tasa de endoscopia relativamente baja
De los 2553 (51,1%) participantes en el estudio que buscaron atención médica para sus problemas de deglución, 1923 (75,3%) consultaron a un médico general, 983 (38,5%) consultaron a un gastroenterólogo, 472 (18,5%) consultaron a un otorrinolaringólogo y 320 (12,5%) acudieron a urgencias [2]. En 1816 (71,1%) se realizaron los siguientes exámenes aparativos:
Endoscopia del tracto gastrointestinal superior: 1342 (52,6%)
- Videofluoroscopia del acto de tragar: 744 (29,1%)
- Deglución esofágica: 607 (23,8%)
- Manometría esofágica: 344 (13,5%)
- Procedimientos de diagnóstico por imagen: 14 (0,5%)
- Laringoscopia nasofaríngea: 2 (0,08%)
La tasa relativamente baja de endoscopia en el presente estudio indica un uso subóptimo de este procedimiento relevante para el diagnóstico y la terapia en la práctica diaria. El beneficio diagnóstico de la endoscopia para los síntomas disfágicos se discute, entre otros, en un estudio de Varadarajulu et al. claro. Resultó que en el 54% de los casos, los problemas de deglución se debían a una patología grave y en el 4% incluso a un cáncer [4].
En el presente estudio, 767 (15,3%) de los pacientes con disfagia (n=4998) se sometieron a una dilatación esofágica.
Particularidades de la subpoblación con esofagitis eosinofílica
399 (8,0%) de todos los participantes padecían esofagitis eosinofílica (EoE), que era la segunda comorbilidad esofágica más común [2]. La enfermedad por reflujo gastroesofágico afectó al 30,9% y la estenosis esofágica al 4,5%. Los análisis multivariantes mostraron que, entre otras cosas, la edad más joven y el sexo masculino se asociaban a una mayor probabilidad de EoE. También se descubrió que las enfermedades atópicas como el asma, la dermatitis atópica, la rinitis alérgica y las alergias alimentarias eran comunes entre los enfermos de EoE: el 74,4% de esta subpoblación sufría comorbilidad alérgica. [5].
La gran mayoría (373; 93,5%) recibió tratamiento para su EoE [2].
- Inhibidores de la bomba de protones (IBP): 216 (54,1%)
- Esteroides inhalados: 173 (43,4%)
- Dieta de eliminación: 125 (31,3%)
- Esteroides en forma líquida o como suspensión: 105 (26,3%)
- Esteroides en comprimidos: 86 (21,6%)
- Otras opciones de tratamiento: 4 (1,0%)
Literatura:
- Hollenbach M, et al.: La disfagia desde la perspectiva de un gastroenterólogo. Dtsch Med Wochenschr 2018; 143(09): 660-671.
- Adkins C, et al: Prevalencia y características de la disfagia según una encuesta poblacional. Clin Gastroenterol Hepatol 2020; 18(9): 1970-1979.e2.
- Hays RD, et al: Desarrollo de puntuaciones resumidas de salud física y mental a partir de los ítems globales del sistema de información de medición de resultados comunicados por los pacientes (PROMIS). Qual Life Res 2009; 18(7): 873-880.
- Varadarajulu S, et al: El rendimiento y los factores predictivos de la patología esofágica cuando se utiliza la endoscopia digestiva alta para la evaluación inicial de la disfagia. Gastrointest Endosc 2005; 61(7): 804-808.
- González-Cervera J, et al: Asociación entre manifestaciones atópicas y esofagitis eosinofílica: una revisión sistemática y metaanálisis. Ann Allergy Asthma Immunol 2017; 118(5): 582-590.e2
PRÁCTICA GP 2023; 18(5): 22-24