La prevalencia del asma en los niños ha aumentado de forma constante en las últimas décadas. Hoy en día, es una de las principales causas de enfermedades crónicas a una edad temprana. Algunos pequeños estudios ya han sugerido que una baja exposición a los irritantes de los productos de limpieza puede provocar una inflamación crónica y desencadenar síntomas de asma.
Los niños pequeños, que pasan entre el 80 y el 90% de su tiempo en interiores durante los primeros años, corren un riesgo especial debido a su mayor frecuencia respiratoria y a su proximidad al suelo, donde aumenta la exposición a los gases y a la piel. Investigadores de la Universidad Simon Fraser de Vancouver querían llegar al fondo de la relación entre la frecuencia de uso de productos de limpieza en la primera infancia (3-4 meses) y el asma infantil o sus precursores a los 3 años. Analizaron los datos del estudio de cohortes Canadian Healthy Infant Longitudinal Development (CHILD).
Se incluyeron 2022 niños que habían sido seguidos desde su nacimiento hasta los tres años de edad. Cuando los bebés tenían entre 3 y 4 meses, los padres tuvieron que rellenar un cuestionario sobre la exposición a productos de limpieza en el hogar e indicar con qué frecuencia se utilizaban determinados tipos de productos. Se estudiaron el diagnóstico de asma, la atopia, las sibilancias recurrentes y una combinación de sibilancias recurrentes y atopia a los 3 años de edad. Se clasificó a un niño como asmático si los padres habían respondido “sí” en el cuestionario a la pregunta correspondiente después o si el asma fue diagnosticada personalmente por un clínico de CHILD durante los 3 años.
Dado que el diagnóstico del asma suele ser difícil o poco fiable en niños de 3 años, los científicos incluyeron parámetros adicionales. Entre otras cosas, el estado atópico se determinó mediante pruebas cutáneas para 13 alérgenos por inhalación y 4 alérgenos alimentarios. Se consideró que un niño tenía sibilancias recurrentes si había tenido dos o más crisis de al menos 15 minutos de duración en los 12 meses anteriores. Las sibilancias en la primera infancia, especialmente cuando son recurrentes y van acompañadas de atopia, son un importante factor predictivo del riesgo futuro de asma en niños con una función anormal de las vías respiratorias y una mayor respuesta a las exposiciones ambientales durante la vida.
El 76,4% de los participantes no habían estado expuestos al humo del tabaco (n=1545) entre los 3 y los 4 meses de edad, y la mayoría tampoco tenía antecedentes de asma en sus padres (64,7%). Había animales domésticos en el 57% de las casas, y se observó moho visible en el 41,9% de las casas. Los productos más utilizados fueron el detergente lavavajillas a mano, el detergente lavavajillas, el limpiador de suelos, el limpiacristales y el detergente para la ropa (Tab. 1).
Mayor riesgo de asma, pero no sólo de atropia
El análisis de la frecuencia de exposición mostró tendencias no significativas para las asociaciones con sibilancias recurrentes (OR ajustado: 1,26; IC del 95%: 0,85-1,88), sibilancias recurrentes con atopia (OR ajustado: 1,76; IC del 95%: 0,81-4,06) y asma (OR ajustado: 1,57; IC del 95%: 0,98-2,53), pero no con atopia sola (OR ajustado: 1,17; IC del 95%: 0,85-1,63) en comparación con los participantes con baja frecuencia de exposición. Las niñas estaban más afectadas que los niños. El riesgo aumentaba especialmente en los niños en cuyos hogares se utilizaban con frecuencia ambientadores líquidos o sólidos, ambientadores en aerosol, desodorizantes de enchufe, pulverizadores para el polvo, desinfectantes antimicrobianos para las manos y limpiadores de hornos.
La falta de relación entre los detergentes y la atopia es coherente con investigaciones anteriores. Un estudio longitudinal de 2015 descubrió que exponer a los niños a compuestos orgánicos volátiles a una edad muy temprana aumenta el riesgo de dermatitis atópica a los 3 años. Sin embargo, las sensibilidades alérgicas siguen desarrollándose en la infancia, y el uso frecuente de productos de limpieza puede dificultar el crecimiento y el contacto con los microbios en el interior, que son necesarios para fortalecer el sistema inmunológico y proteger contra las enfermedades alérgicas. Los investigadores sospechan que las sustancias químicas de los productos de limpieza dañan el epitelio de las vías respiratorias al afectar a las vías inflamatorias del sistema inmunitario innato. La inflamación resultante conduce a una hiperreactividad de las vías respiratorias, que puede volverse crónica y provocar una sensibilización alérgica.
Sus resultados, concluyeron los científicos, no eran una prueba, sino un indicio de que los efectos sobre las vías respiratorias en los primeros años de vida del uso frecuente de productos de limpieza se deben a una reacción inflamatoria más que a una reacción alérgica adquirida. El potencial de estos productos domésticos comunes para predisponer las vías respiratorias a futuras reacciones alérgicas es un campo de investigación futura, afirmó.
Literatura:
- Parks J, et al: CMAJ 2020; 192 (7): E154-E161; DOI: https://doi.org/10.1503/cmaj.190819
InFo NEUMOLOGÍA Y ALERGOLOGÍA 2020; 2(2): 24-25