Las malformaciones congénitas se presentan en un espectro clínico heterogéneo. Pueden clasificarse según criterios de tipo de vaso, eficacia hemodinámica y fase embriológica de desarrollo. Los diagnósticos básicos son la historia, el estado clínico, la ecografía dúplex, la resonancia magnética y los dímeros D. Dependiendo de la gravedad, debe crearse un plan de tratamiento individual e interdisciplinario.