O bien: ¿Por qué no todas las ballenas azules tienen cáncer? Al igual que los elefantes, estos enormes mamíferos longevos no se ven afectados por enfermedades malignas con más frecuencia que otras especies. Extraño en realidad, teniendo en cuenta la larga vida útil y el gran número de células. Es probable que la explicación de esta incoherencia resida en una compleja interacción de diferentes mecanismos de defensa contra el cáncer y – paradójicamente – en el tamaño de los propios animales.
A pesar del mayor número de células que en principio podrían mutar y de un periodo de tiempo más largo en el que podrían producirse diversas mutaciones, el cáncer no es más frecuente en mamíferos especialmente grandes y longevos como los elefantes y las ballenas azules que en contemporáneos más pequeños con una esperanza de vida más corta. Con esta paradoja se inmortalizó en 1975 el aún vivo científico, estadístico y epidemiólogo británico Sir Richard Peto. Aunque su actividad científica se centró principalmente en el desarrollo del metaanálisis y en una lucha sin cuartel contra el tabaquismo, dio su nombre a la descripción del fenómeno, aún no totalmente explicado, de que los grandes mamíferos no contraigan cáncer con más frecuencia [1].
En general, una vida más larga y un mayor número de células en comparación de la especie no parece conducir a un aumento del riesgo de cáncer – paradójicamente. Por ejemplo, el ser humano medio vive unas 50 veces más que el ratón medio y está formado por unas 3000 veces más células. Sin embargo, la probabilidad de desarrollar cáncer es aproximadamente la misma para ratones y humanos – bueno para el modelo de ratón, pero no del todo lógico. En general, el riesgo de cáncer entre los mamíferos varía en un factor de aproximadamente 2, independientemente del tamaño y la esperanza de vida [2]. Sólo en los no mamíferos la probabilidad de enfermedad es menor, aunque presumiblemente todas las especies de vertebrados pueden verse afectadas por tumores malignos [3]. En principio, los mecanismos de carcinogénesis y de control del cáncer son muy similares entre las especies de mamíferos; todos poseen genes supresores de tumores, por ejemplo [4].
El por qué y el para qué
Aún no está claro por qué el cáncer no se produce con más frecuencia en animales con un mayor número de células y una mayor esperanza de vida – y por tanto también un mayor número de divisiones celulares durante el desarrollo. Sin embargo, cada vez hay más teorías que intentan explicar la paradoja de Peto. Mientras que algunos científicos suponen que la tasa de mutación en los mamíferos disminuye con el aumento de tamaño, otros atribuyen a las ballenas azules y a los elefantes mejores mecanismos de reparación e inmunitarios y, por tanto, una mayor resistencia a las mutaciones. Además, existen teorías según las cuales los tumores alcanzan límites de crecimiento a medida que aumenta el tamaño del propio organismo vivo, por lo que se producen, pero no suponen un peligro para el organismo. Al fin y al cabo, la masa tumoral letal para una ballena supera los 100 kilos. En el tiempo que tarda la enfermedad en progresar tanto, se producen más mutaciones dentro del tumor, lo que -según la tesis- puede ralentizar el crecimiento tumoral en general. Según la teoría, el desarrollo de un denominado “hipertumor” destruye el tumor real [5,6].
Esta teoría puede tener sentido y, sin embargo, existen pruebas de que las estrategias de defensa de las criaturas más grandes contra el cáncer también están mejor desarrolladas. Por ejemplo, los elefantes africanos tienen más copias del gen supresor de tumores TP53. Mientras que los humanos sólo tienen una copia, el gen está presente al menos 20 veces en los elefantes [7]. La verdad se encuentra probablemente en algún punto intermedio entre las entretanto numerosas y diversas explicaciones. Es de esperar que podamos aprender algunas cosas más a través de una mayor exploración de la paradoja de Peto. También para la oncología moderna.
Literatura:
- Richard Peto. www.ndph.ox.ac.uk/team/richard-peto (último acceso 08.07.2021)
- Peto R, et al: Cáncer y envejecimiento en ratones y hombres. Br J Cancer. 1975; 32(4): 411-426.
- Galis F: ¿Por qué casi todos los mamíferos tienen siete vértebras cervicales? Limitaciones del desarrollo, genes Hox y cáncer. J Exp Zool. 1999; 285(1): 19-26.
- Leroi AM, Koufopanou V, Burt A: Selección del cáncer. Nat Rev Cancer. 2003; 3(3): 226-231.
- Nagy JD, Victor EM, Cropper JH: ¿Por qué no todas las ballenas tienen cáncer? Una nueva hipótesis que resuelve la paradoja de Peto. Integr Comp Biol. 2007; 47(2): 317-328.
- Nagy JD: Competencia y selección natural en un modelo matemático del cáncer. Bull Math Biol. 2004; 66(4): 663-687.
- Abegglen LM, et al: Mecanismos potenciales de resistencia al cáncer en elefantes y respuesta celular comparativa al daño del ADN en humanos. JAMA. 2015; 314(17): 1850-1860.
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2021; 9(4): 46