Las personas con diabetes de tipo 2 tienen muy poca cantidad del GLP-1 (péptido 1 similar al glucagón) propio del organismo. La semaglutida, que imita al GLP-1 natural, puede compensar esta situación.1 Al igual que el GLP-1 endógeno, normaliza la glucemia, favorece la pérdida de peso y presenta menos episodios cardiovasculares.1,2,*.
Cuando comemos, nuestros intestinos producen una sustancia llamada GLP-1. Ésta estimula la secreción de insulina en el páncreas de forma dependiente de la glucosa e inhibe la del glucagón. Además, el GLP-1 ralentiza el vaciado gástrico, aumenta la sensación de saciedad y regula centralmente el hambre voraz. Esto evita que el azúcar en sangre suba demasiado.
En los pacientes con diabetes de tipo 2, probablemente se libera muy poco GLP-1 o su efecto está mermado. Entre otras cosas, por eso aumenta el nivel de glucosa en sangre de estos pacientes y, en consecuencia, también el valor de su glucemia a largo plazo, la HbA1C. A largo plazo, esto desencadena las conocidas enfermedades secundarias micro y macrovasculares que deben prevenirse. Un análogo del GLP-1 como la semaglutida es eficaz para prevenirlos, ya que devuelve la glucemia a niveles normales.1
Semaglutida: un moderno y potente análogo del GLP-1
La semaglutida es un análogo del GLP-1 tan moderno como potente que sigue el modelo del GLP-1 natural.1 El principio activo optimizado se descompone de forma retardada, lo que prolonga la duración de la acción.3 Esto crea la posibilidad de administrar la semaglutida una vez a la semana.1 La semaglutida puede hacer lo siguiente:
- Normaliza la glucemia elevada de forma dependiente de la glucosa y, por tanto, reduce significativamente la HbA1C de los pacientes.1
- Al regular las sensaciones de saciedad y hambre, puede conducir a la pérdida de peso.*
Todo ello ayuda a los pacientes con diabetes tipo 2 insuficientemente controlada y sobrepeso (IMC ≥ 28) a alcanzar sus objetivos de tratamiento gracias a la semaglutida.1
De vital importancia para los pacientes con diabetes de tipo 2 es también la reducción de su riesgo cardiovascular. Los estudios clínicos sobre resultados cardiovasculares (estudios CVOT) muestran un número significativamente menor de acontecimientos cardiovasculares con la semaglutida.2 La semaglutida mostró un buen perfil de seguridad, comparable a los perfiles de seguridad de otros fármacos antidiabéticos modernos.1,2
Ozempic®: aprovechar el potencial de la semaglutida
Desde el verano de 2018, la semaglutida (Ozempic®) está aprobada en Suiza para pacientes con diabetes de tipo 2.1 Tiene dos puntos a favor decisivos para alcanzar los objetivos de la terapia: Muy buen control glucémico y reducción significativa del peso.1,* Además, la terapia con Ozempic® en el ámbito clínico, controlada con placebo, muestra un 26% menos de eventos cardiovasculares al cabo de dos años.2
Ozempic® ofrece a los pacientes la ventaja de que se aplica por vía subcutánea sólo una vez a la semana.1 Está disponible en forma de pluma lista para usar y es fácil de manejar.1 Estos argumentos también convencen a los pacientes y refuerzan su cumplimiento.4 De ello depende el éxito de la terapia y la prevención de posibles enfermedades secundarias.