La carencia de hierro no sólo es frecuente en las enfermedades malignas, sino también un factor de riesgo para reducir la eficacia del tratamiento antitumoral. En consecuencia, debe tenerse en cuenta la saturación de transferrina e iniciar a tiempo la sustitución por hierro.
Las reservas de hierro del organismo están literalmente agotadas por las enfermedades tumorales y su tratamiento con quimioterapia intensiva. Como resultado de la inflamación crónica, se liberan cada vez más citoquinas proinflamatorias como la IL-6. Como resultado, el hígado produce más hepcidina, que ralentiza la absorción de hierro en el intestino y al mismo tiempo reduce la movilización de hierro. Esto provoca una deficiencia de hierro relacionada con la inflamación que, dependiendo de su gravedad, puede provocar anemia. Además, los pacientes oncológicos sufren un agotamiento de las reservas de hierro (Tab. 1). En general, cuanto mayor es el grado tumoral, mayor es el riesgo de anemia para los afectados. Pero los pacientes anémicos tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir reducciones de dosis e interrupciones de la terapia, por lo que la eficacia de la terapia antitumoral se ve limitada. Esto también aumenta el riesgo de recidiva y disminuye la tasa de supervivencia global. Además, síntomas como la fatiga, el deterioro del sistema inmunológico y las disfunciones cognitivas suponen una carga adicional para los afectados. Cuanto mayor es la carencia de hierro, menor es la calidad de vida de las personas en tratamiento.
Actúe pronto
Los estudios demuestran que un aumento del nivel de hemoglobina se asocia a un aumento de la calidad de vida. En general, se considera que un valor de Hb entre 11 y 13 g/dl es óptimo para lograr una medida suficientemente buena de la calidad de vida. En consecuencia, la carencia de hierro debe reconocerse y tratarse a tiempo, antes de que el valor de Hb descienda demasiado. Un marcador importante de la saturación de hierro es la saturación de transferrina (TSAT). En pacientes oncológicos, los valores de referencia según las directrices de la ESMO para la ferropenia funcional son TSAT <20% y valores de ferritina sérica >100 μg /ml. A partir de una Hb <12 g/dl (mujeres) o 13 g/dl (hombres), una TSAT <20% y valores de ferretina sérica <100 μg/ml, se habla de una anemia ferropénica con una carencia absoluta de hierro. Las actuales directrices S3 sobre terapia de apoyo también abogan por una estrecha vigilancia del estado del hierro. Según su recomendación, antes de iniciar la quimioterapia debe realizarse una determinación de la saturación de transferrina (TSAT).
Compensar eficazmente la falta de oferta
Existen varias opciones para compensar la deficiencia de forma rápida y eficaz. En cuidados intensivos, puede ser necesaria una transfusión de sangre. Sin embargo, sólo debe utilizarse en casos excepcionales, ya que aumenta la mortalidad y el riesgo de infecciones y complicaciones tromboembólicas. La administración de agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE) es otra opción a la que responden bien la mayoría de los pacientes. Sin embargo, aumenta el riesgo de trombosis. La sustitución con hierro también es eficaz y puede administrarse por vía oral o i.v. y también en combinación con ESA. Sin embargo, la administración oral requiere ciertas condiciones clínicas previas, ya que la capacidad de absorción en el intestino puede verse reducida significativamente por la inflamación.
Fuente: 34º Congreso Alemán sobre el Cáncer (DKK)
Literatura:
- Aapro M, et al: Prevalencia y tratamiento de la anemia relacionada con el cáncer, la ferropenia y el papel específico del hierro i.v. Ann Oncol 2012; 23: 1954-1962.
InFo ONCOLOGY & HEMATOLOGY 2020; 32 (publicado el 24.4.20, antes de impresión).