Como una de las opciones de tratamiento más importantes para las enfermedades malignas, la quimioterapia sigue siendo el centro de muchos regímenes terapéuticos. Sin embargo, especialmente el tratamiento a base de cisplatino se considera altamente emetógeno. El resultado pueden ser náuseas y vómitos. La calidad de vida de los pacientes debería entonces mejorar gracias a un control eficaz de los efectos secundarios.
La quimioterapia desempeña un papel fundamental en el tratamiento de las enfermedades malignas. Sin embargo, los fármacos citostáticos utilizados desencadenan efectos secundarios inducidos por la quimioterapia, como náuseas y vómitos, en hasta el 50% de los pacientes, a pesar de la profilaxis conforme a las directrices, con graves consecuencias para la calidad de vida de los afectados [1]. Por lo tanto, el tratamiento antiemético concomitante es obligatorio en pacientes que tienen que someterse a quimioterapia altamente emetógena (Tab. 1) [2]. Las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia (NVIQ) pueden dividirse en formas agudas, retardadas y anticipatorias. (Tab. 2). Mientras que los episodios agudos de NVIQ, que suelen producirse entre 1 y 2 horas después de iniciar la quimioterapia, suelen prevenirse desde la introducción de los antagonistas 5-HT3, las NVIQ retardadas siguen planteando un reto. Sólo comienza entre 24 horas y cinco días después del inicio de la quimioterapia, cuando el paciente ya ha abandonado el hospital. Por ello, el problema suele subestimarse, pero los afectados lo perciben como el efecto secundario más desagradable de la quimioterapia [3,4]. Sobre esta base, la directriz alemana S3 “Terapia de apoyo en pacientes oncológicos” recomienda definir e iniciar la estrategia de antiemesis para la fase aguda y retardada de las náuseas y los vómitos ya antes del inicio de la terapia tumoral [4].
Centrarse en las terapias combinadas
En los últimos años, la combinación de un antagonista del receptor NK1, un antagonista del receptor 5-HT3 y dexametasona se ha establecido como una opción eficaz. Con una cápsula antes de iniciar la quimioterapia, esta combinación evita las NVIQ, tanto agudas como retardadas, a más del 80% de los pacientes. Dado que los resultados se han confirmado desde entonces en la práctica diaria, este procedimiento se considera estándar [5].
El objetivo de otra combinación es ampliar aún más este éxito: el neuroléptico atípico con propiedades antieméticas olanzapina se administró además de la profilaxis estándar. Se demostró que la administración adicional de 10 mg/día día 1-4 puede efectivamente mostrar beneficios significativos. Durante todo el periodo, el 37% de los pacientes no sufrieron náuseas. Para la combinación triple, fue del 25% [6]. Sin embargo, se produjo un marcado aumento de la somnolencia. Se obtuvieron resultados similares en otro estudio en el que se administró olanzapina a una dosis de 5 mg los días 1-4 como complemento de la antiemesis estándar. Las náuseas agudas se evitaron en un 98% frente a un 89%, las náuseas retardadas en un 79% frente a un 66% [7].
Literatura:
- www.krebsinformationsdienst.de/leben/uebelkeit/uebelkeit-index.php (última consulta: 03.06.2020).
- Karthaus M: Terapia adyuvante antiemética: probada y opciones. Dtsch Arztebl 2016; 113(39).
- Sun CC, et al: Support Care Cancer 2005; 13: 219-227.
- www.awmf.org/uploads/tx_szleitlinien/032-054OLl_S3_Supportiv_2019-11.pdf (último acceso 03.06.2020)
- Karthaus M, et al: Blood 2018; 132:4844.
- https://deutsch.medscape.com/artikelansicht/4905125#vp_1 (último acceso 03.06.2020)
- www.dgho.de/aktuelles/news/newsarchiv/2019/download-news-2019/asco-2019-antiemese.pdf (último acceso 03.06.2020)
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2020; 8(3): 33