El cuidado profiláctico de la piel desde el nacimiento parece ser la medida profiláctica más eficaz para el eccema atópico en lactantes de riesgo. La lactancia materna, aunque no sea exclusiva, durante los primeros 4-6 meses tiene un efecto moderado y profiláctico en los lactantes de alto riesgo. La introducción de la alimentación complementaria debe ser análoga a la de los niños con piel sana. Si no hay personas sensibilizadas viviendo en el hogar, no es necesario desaconsejar la tenencia de un animal peludo.