El ser humano duerme durante un tercio de su vida. El cuerpo necesita dormir para regenerarse, construir nuevas células y fortalecer la memoria y el sistema inmunológico. En consecuencia, los trastornos del sueño tienen un gran impacto negativo en la salud. Una mejor higiene del sueño y una gestión eficaz de la terapia pueden ayudar al paciente a volver a dormir profundamente toda la noche.
Alrededor del 6,3% de la población suiza padece un trastorno patológico del sueño [1]. El número de personas que tienen problemas moderados para dormir es significativamente mayor, un 22,9%. Esto puede incluir problemas para conciliar el sueño, crecimiento nocturno o incluso sueño no reparador. Cuando el medio ambiente entra en reposo, una cantidad extrema sucede dentro del cuerpo. Se eliminan las sustancias nocivas, se refuerza el sistema inmunológico y se mejora la memoria. Las conexiones nerviosas activadas durante el día se refuerzan, las no utilizadas se debilitan. Si el sueño es demasiado corto o no es reparador, por la mañana aparece una sensación de cansancio e irritabilidad. La privación crónica de sueño favorece el desarrollo de hipertensión, depresión, demencia, diabetes tipo 2 y obesidad [2].
Por regla general, los seres humanos necesitan entre siete y ocho horas de sueño por noche. Sin embargo, la necesidad de dormir es muy individual. Por lo tanto, algunas personas pueden arreglárselas con seis horas de sueño, mientras que otras necesitan hasta nueve o diez horas. Más de la mitad de los trastornos del sueño son precursores o síntomas acompañantes de enfermedades psiquiátricas. Además de los problemas para conciliar el sueño y dormir toda la noche, los pacientes con depresión suelen despertarse de madrugada. En los trastornos de ansiedad, conciliar el sueño está especialmente alterado, y en los pacientes con demencia, la distribución del sueño suele cambiar. Pero las enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y las epilepsias también suelen asociarse a trastornos importantes del sueño. Los trastornos respiratorios nocturnos afectan aproximadamente al 2-5% de la población. La apnea del sueño provoca una disminución de la cantidad de oxígeno en la sangre, lo que provoca en el organismo una reacción de despertar. Esto no sólo interrumpe la continuidad del sueño, sino que también pone al organismo en alerta máxima con una importante respuesta al estrés [2].
Mejorar la higiene del sueño
Básicamente, la gestión del tratamiento de los trastornos del sueño se orienta hacia la causa. Si existen enfermedades orgánicas o trastornos mentales, deben tratarse. Además, una mejor higiene del sueño puede allanar el camino hacia un sueño mejor y más reparador. Entre ellas se incluyen, por ejemplo:
- Horas regulares de sueño
- Un dormitorio tranquilo, oscuro y bastante fresco
- Acuéstese sólo cuando esté cansado
- Rituales nocturnos
- Técnicas de relajación
Deben evitarse las comidas de semilujo, las cenas tardías u otros factores que alteren el sueño.
Centrarse en el tratamiento de la drogodependencia
Las medidas farmacológicas pueden contribuir a mejorar la higiene del sueño. Sin embargo, la regla básica es: utilice los somníferos con la mayor moderación y durante el menor tiempo posible. Para los trastornos del sueño, se recomiendan medicamentos con una mayor duración de acción. Sin embargo, no deben provocar trastornos al día siguiente. Los trastornos agudos del sueño que surgen debido a un estrés elevado a corto plazo pueden tratarse durante un tiempo limitado. A menudo, el desarrollo de un trastorno crónico del sueño también puede detenerse de este modo.
Para los trastornos agudos del sueño, las benzodiacepinas, que desarrollan un efecto promotor del sueño al unirse a los receptores GABA, entre otros, son una opción. Sin embargo, como pueden crear adicción, deben utilizarse durante un máximo de tres a cuatro semanas. Los antihistamínicos, especialmente los de la generación anterior, también son adecuados para el tratamiento de los trastornos del sueño. Sin embargo, como puede producirse un efecto de habituación, debe intentarse dejar de tomarlo al cabo de tres días. El uso de la melatonina es cada vez más popular. Esta hormona natural controla predominantemente el ritmo sueño-vigilia, por lo que está especialmente indicada para las personas en las que éste se ve alterado, por ejemplo, por el trabajo por turnos. No es infrecuente que se prescriban medicamentos a base de plantas, especialmente para los trastornos leves del sueño. Su efecto es lento y ligero. Por ello, no conducen ni a la habituación ni a la resaca.
Literatura:
- https://de.statista.com/statistik/daten/studie/429364/umfrage/verbreitung-von-schlafproblemen-in-der-schweiz (última consulta: 20.09.2021)
- www.neurologen-und-psychiater-im-netz.org/psychiatrie-psychosomatik-psychotherapie/erkrankungen/schlafstoerungen/was-sind-schlafstoerungen (última consulta: 20.09.2021)
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2021; 19(5): 22