Los glioblastomas son una forma particularmente agresiva de tumor cerebral. A día de hoy, son incurables. Pero hay progresos. Se han obtenido nuevos conocimientos, especialmente en lo que respecta a sus estrategias de dispersión. Esto puede permitir derivar nuevos enfoques terapéuticos.
Cada año se diagnostica un tumor cerebral a unas 600 personas en Suiza [1]. Con un 55%, el glioblastoma es el tumor cerebral maligno más frecuente y todavía incurable [2]. Surge de las células de sostén del cerebro, puede producirse en cualquier parte del cerebro y suele afectar a personas de entre 50 y 70 años. Crecen a lo largo de los tractos de fibras del cerebro y se extienden así a nivel local, regional y suprarregional. Los rasgos distintivos del glioblastoma en el examen de los tejidos al microscopio son las diminutas neoplasias vasculares, las divisiones celulares y las zonas de muerte celular. Las variantes poco frecuentes del glioblastoma son el gliosarcoma, el glioblastoma de células gigantes y el glioblastoma epitelioide [2]. Los factores de riesgo para el desarrollo del glioblastoma aún no se conocen del todo. Sólo la irradiación de la cabeza pudo detectarse como causante. Los factores hereditarios sólo desempeñan un papel subordinado.
Mucho ayuda mucho – pero no lo suficiente en estos casos
Actualmente, los glioblastomas se tratan con una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia: el régimen Stupp. La operación alivia la masa tumoral principal sin generar déficits. El pronóstico también puede mejorarse de este modo. Pero sólo temporalmente, hasta que la masa se haya regenerado. Otra opción de tratamiento es utilizar la radiación para detener las células en una fase de crecimiento del ciclo celular. Esto suele funcionar muy bien. Sin embargo, aquí ocurre lo mismo que con la operación: las células profundamente ramificadas no pueden abordarse. Y por último, se puede recurrir a la quimioterapia. Hasta ahora se ha utilizado la temozolomida como terapia de primera línea. Con bastante éxito. Sin embargo, sólo en un tercio de los afectados que no muestran resistencia a la quimioterapia alquilante. E incluso con ellas, la enfermedad vuelve a progresar al cabo de cierto tiempo y se produce una recaída [3].
Ahora, los científicos han podido comprobar una nueva estrategia de propagación de los glioblastomas [4]. Pudieron demostrar que la colonización de todo el cerebro está impulsada por células de glioblastoma que no tienen conexiones con otras células tumorales y astrocitos, pero que reciben la entrada sináptica de las neuronas. Esta subpoblación corresponde a estados de células tumorales neuronales y similares a progenitores neuronales, tal y como se definen mediante transcriptómica unicelular tanto en modelos de ratón como en enfermedades humanas. La invasión de las células tumorales se asemejó a los mecanismos de migración neuronal y adoptó un patrón de movimiento similar al de Lévy para explorar el entorno. La actividad neuronal indujo una compleja señalización de calcio en las células del glioblastoma, seguida de la formación de nuevos TM y de un aumento de la tasa de invasión. La superposición de datos moleculares y funcionales de células individuales reveló que los mecanismos neuronales controlan la invasión de células de glioblastoma a múltiples niveles. Esto explica cómo la propagación del glioblastoma y la heterogeneidad celular están estrechamente relacionadas. En otras palabras, un glioblastoma no crece solo como una masa sólida, sino que todo el cerebro se ve afectado por esta enfermedad.
Ralentizar el crecimiento celular
Este nuevo hallazgo podría proporcionar un nuevo punto de partida para una estrategia de tratamiento. Las células tumorales copian o conservan propiedades de las células precursoras de las células nerviosas, que son móviles en un grado muy elevado. El sistema nervioso maduro ya no utiliza estos programas, que eran necesarios para el movimiento de las células durante el desarrollo, y los desconecta. En las células tumorales, sin embargo, se reactivan o se mantienen activas. Este proceso específico podría utilizarse potencialmente para dirigirse a las células tumorales y ralentizar su crecimiento.
Otra posibilidad podría encontrarse en la interacción específica entre las células nerviosas y las tumorales. Los pacientes con tumores cerebrales sufren más ataques epilépticos. La comunicación entre el tumor y las células nerviosas tiene lugar, entre otras cosas, a través del neurotransmisor glutamato. Si esta comunicación se interrumpe, el movimiento de esta célula y también su proliferación pueden llegar a inhibirse.
Literatura:
- www.krebsliga.ch/ueber-krebs/krebsarten/hirntumoren-und-hirnmetastasen (fecha de acceso: 20.10.2022)
- https://neurochirurgie.insel.ch/erkrankungen-spezialgebiete/hirntumoren/glioblastom (fecha de acceso: 20.10.2022)
- Estrategias de propagación descubiertas en los glioblastomas: ¿enfoques para nuevas terapias? – Medscape – 6. Oct 2022.
- Venkataramani V, Yang Y, Schubert MC, et al: El glioblastoma secuestra los mecanismos neuronales para la invasión cerebral. Cell 2022; 185(16): 2899-2917.
InFo ONcOLOGíA & HEMATOLOGíA 2022: 10(5): 34