Los trastornos de ansiedad se encuentran entre las enfermedades psiquiátricas más comunes.
La reacción al peligro, que en realidad es esencial para la supervivencia, se vuelve clínicamente relevante en el momento en que la experiencia del miedo es infundada, exagerada o poco realista. La frecuencia de este cuadro clínico ha aumentado significativamente en los últimos años. Con un diagnóstico correcto, es posible un tratamiento eficaz.
Toda persona conoce miedos, inseguridades, dudas. Suelen ser temporales y estar vinculadas a una situación concreta. Sin embargo, alrededor del 20% de la población padece una ansiedad muy fuerte y/o persistente [1]. La ansiedad puede producirse como parte de una reacción normal al estrés, como síntoma acompañante de otro trastorno mental, como expresión o consecuencia de una enfermedad física o estar causada por medicamentos o sustancias adictivas. La ansiedad también puede aparecer como síntoma principal de diversos trastornos. Entre ellos se incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de ansiedad social (Tabla 1 ) [2]. La edad media a la que aparecen los trastornos de ansiedad es de 21,3 años y la prevalencia a lo largo de la vida es del 13,6% [3].
Enfermedad común, a menudo pasada por alto
Los trastornos de ansiedad a menudo no se reconocen porque los pacientes se quejan de dolor, trastornos del sueño u otras dolencias somáticas en lugar de ansiedad. El diagnóstico se basa en la diferenciación entre síntoma, síndrome y nivel de diagnóstico. A nivel de los síntomas, la atención se centra principalmente en las quejas físicas. Además, se registran los comportamientos de evitación y las estrategias de preocupación o comportamiento social. La gravedad se evalúa a nivel de síndrome. Para ello se utilizan escalas de autoevaluación y de evaluación externa. Los primeros indicios del diagnóstico suelen aparecer ya en las descripciones espontáneas de las dolencias en la entrevista clínica libre. Sin embargo, como esto no suele ser lo suficientemente fiable, en el curso posterior deberían utilizarse entrevistas estandarizadas. Además, debe investigarse en detalle la posibilidad de enfermedades comórbidas como la depresión, los trastornos por sustancias psicotrópicas o los trastornos somatomorfos.
En la anamnesis, además de la autohistoria, la historia familiar y la anamnesis externa, debe hacerse una diferenciación del miedo. ¿El miedo está relacionado con la situación o con el objeto? ¿Qué lo desencadena? ¿Cuál es la evolución de la enfermedad y cuál es el grado de deterioro? El diagnóstico somático aclara la cuestión de si se trata posiblemente de un síntoma de ansiedad secundario. Si los síntomas de ansiedad aparecen después de los 45 años, es más probable que se deba a una causa somática [2]. Sin embargo, debe evitarse la evaluación somática repetida debido al riesgo de fijación iatrogénica y cronificación.
Gestión del tratamiento multimodal
Existe una indicación para la terapia de los trastornos de ansiedad en caso de sufrimiento de moderado a grave de pacientes con deficiencias en la esfera social y/o laboral, limitaciones psicosociales y enfermedades comórbidas como la adicción. El objetivo es reducir los síntomas de ansiedad y las conductas de evitación, mejorar la calidad de vida y reducir la probabilidad de recaída. Esto incluye mejoras en la movilidad limitada, la integración social y el rendimiento laboral.
El tratamiento más común para los trastornos de ansiedad es una combinación de farmacoterapias, incluyendo el uso de benzodiacepinas, inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina, con psicoterapias. La terapia farmacológica se divide en tres fases: terapia aguda, terapia de mantenimiento y terapia profiláctica. En el campo de la psicoterapia, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser la más eficaz [4]. Sin embargo, la psicoterapia no suele estar disponible a tiempo. Aquí deben darse sugerencias de autoayuda para salvar el tiempo de espera. La aromaterapia también puede recomendarse como complemento. Se basa en el uso terapéutico de aceites esenciales de hierbas aromáticas.
Literatura:
- www.sgad.ch (fecha de acceso: 30/03/2024)
- www.msdmanuals.com/de-de/heim/psychische-gesundheitsstörungen/angststörungen-und-belastungsstörungen/angststörungen-eine-Übersicht (fecha de acceso: 30/03/2024)
- Amitani H, Nishi R, Sagiyama K, et al: El efecto del aroma de lavanda para el trastorno de ansiedad: protocolo de estudio para un ensayo clínico multicéntrico, doble enmascarado, aleatorizado y controlado con placebo. BMC Complement Med Ther. 6 de noviembre de 2023; 23(1): 397.
- Papola D, Miguel C, Mazzaglia M, et al: Psicoterapias para el trastorno de ansiedad generalizada en adultos: revisión sistemática y metaanálisis en red de ensayos clínicos aleatorizados. JAMA Psychiatry. 2024 Mar 1; 81(3): 250-259.
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2024; 22(2): 36