La candidiasis vulvovaginal (CVV) es una de las enfermedades ginecológicas más comunes y afecta a millones de mujeres en todo el mundo, especialmente a las que están en edad reproductiva. Se calcula que alrededor del 75% de todas las mujeres sufrirán al menos un episodio de CVV a lo largo de su vida, y entre el 40 y el 50% experimentarán episodios repetidos. Alrededor del 5% de las mujeres experimentan candidiasis vulvovaginal recurrente (CVVR), que se define como un mínimo de cuatro episodios al año. Esta forma recurrente de la enfermedad plantea un reto particular, ya que a menudo es difícil de tratar y deteriora significativamente la calidad de vida de las mujeres afectadas. .
(rojo) En la gran mayoría de los casos (85-90%), la candidiasis vulvovaginal está causada por la levadura Candida albicans, que está presente como parte de la flora vaginal natural en condiciones normales. Sin embargo, diversas influencias externas e internas, como las fluctuaciones hormonales, la terapia con antibióticos o un sistema inmunitario debilitado, pueden provocar un crecimiento excesivo del hongo, lo que da lugar a síntomas típicos como picor, ardor, dolor y flujo. En otros casos, la infección está causada por especies de Candida no albicans (NAC) como Candida glabrata, Candida tropicalis o Candida krusei . Estos tipos de hongos tienden a ser más resistentes a la terapia y son más difíciles de tratar.
En vista del creciente desarrollo de resistencia a los agentes antifúngicos estándar como el fluconazol y de la naturaleza recurrente de la enfermedad, la fitoterapia, es decir, el tratamiento con agentes a base de plantas, se está convirtiendo cada vez más en el centro de la investigación. Este artículo ofrece una visión detallada del papel de la fitoterapia en el tratamiento de la candidiasis vulvovaginal. Se presentan las plantas más importantes y sus ingredientes bioactivos, que han mostrado resultados prometedores en estudios clínicos y preclínicos.
Patogénesis de la candidiasis vulvovaginal
La CVV se produce cuando se altera el equilibrio entre la flora vaginal normal y los hongos del género Candida, lo que conduce a un crecimiento excesivo de los hongos. En condiciones normales, la Candida albicans vive como un organismo comensal en la vagina y no supone ninguna amenaza. Sin embargo, si el entorno vaginal cambia, por ejemplo debido a un aumento de los niveles de estrógenos, al uso de antibióticos o a la inmunosupresión, el hongo puede multiplicarse y provocar los síntomas típicos de la infección.
La patogénesis de la CVV es compleja y está influida por diversos factores de virulencia del hongo. Entre ellos se incluye la capacidad de Candida albicans para unirse al epitelio vaginal, formar biopelículas, producir enzimas hidrolíticas y cambiar de la forma de levadura a la forma filamentosa. Este cambio morfológico permite al hongo penetrar profundamente en el tejido vaginal y desencadenar una fuerte respuesta inmunitaria. Las biopelículas también ofrecen al hongo protección frente a la defensa inmunitaria y los fármacos antimicóticos, lo que dificulta el tratamiento y puede provocar infecciones recurrentes.
Otro aspecto clave de la patogénesis es la capacidad de Candida albicans para producir enzimas hidrolíticas como proteasas, lipasas y fosfolipasas, que dañan el epitelio vaginal y facilitan la invasión del hongo. Estas enzimas también contribuyen a la destrucción de las membranas celulares y a la propagación del hongo, lo que aumenta la gravedad de la infección.
Diagnóstico y retos en el tratamiento estándar
El diagnóstico de la candidiasis vulvovaginal se basa en una combinación de síntomas clínicos y pruebas microbiológicas. Normalmente, se toman frotis de la vagina y se cultivan en un laboratorio para identificar el hongo responsable. Sin embargo, este enfoque tiene algunas limitaciones, sobre todo con las especies de Candida no albicans, que a menudo son difíciles de cultivar y responden mal a los agentes antifúngicos estándar.
El tratamiento estándar para la VVC suele ser la administración de antifúngicos azólicos como el fluconazol o el clotrimazol. Estos fármacos actúan inhibiendo la biosíntesis del ergosterol, un componente importante de la membrana celular fúngica. A pesar de su eficacia en la mayoría de los casos, cada vez hay más informes sobre el fracaso del tratamiento, sobre todo en infecciones recurrentes e infecciones causadas por especies de Candida no albicans. Además, los azoles pueden provocar una serie de efectos secundarios, como dolores de cabeza, náuseas, erupciones cutáneas y, en raras ocasiones, disfunción hepática.
Otro problema es el creciente desarrollo de resistencia al fluconazol, que a menudo se utiliza sin supervisión médica debido a su amplia disponibilidad. Esto ha provocado un aumento de las cepas de Candida resistentes al fluconazol, sobre todo en pacientes con infecciones recurrentes.
Enfoques fitoterapéuticos para la candidiasis vulvovaginal
Dados los crecientes desafíos en el tratamiento de la CVV, se está investigando la fitoterapia como una alternativa prometedora a los fármacos antifúngicos convencionales. Se ha demostrado in vitro e in vivo que varias plantas y sus compuestos bioactivos son eficaces contra la Candida y causan menos efectos secundarios que los fármacos sintéticos. A continuación se presentan algunas de las plantas más importantes y sus aplicaciones potenciales en el tratamiento de la CVV.
Ajo (Allium sativum): El ajo es una planta conocida desde hace siglos por sus propiedades antimicrobianas. Se ha demostrado que el principal ingrediente activo del ajo, la alicina, tiene un fuerte efecto antifúngico contra la Candida albicans. La alicina actúa inhibiendo la producción de factores de virulencia responsables de la patogenicidad de la Candida. En particular, se ha demostrado que la alicina reduce significativamente la expresión del gen SIR2, responsable de la conversión morfológica de la Candida de la forma de levadura a la forma filamentosa. Esto impide la propagación del hongo en el epitelio vaginal y puede aliviar los síntomas de la infección.
Además, la alicina inhibe la formación de biopelículas, que desempeñan un papel importante en la cronificación de la infección. Un estudio clínico ha demostrado que el extracto de ajo es igual de eficaz que el fluconazol en el tratamiento de la VVC, pero causa menos efectos secundarios.
Berberina (Berberis vulgaris ): La berberina es un alcaloide que se encuentra en diversas plantas como el agracejo (Berberis vulgaris) . Tiene fuertes propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias y se utiliza tradicionalmente para tratar infecciones. La berberina actúa inhibiendo la adhesión de las células de Candidaal epitelio vaginal, lo que impide el primer paso en el desarrollo de la infección. La berberina también inhibe la formación de biopelículas y reduce la expresión de moléculas de adhesión como la ICAM-1 y las mucinas, necesarias para que el hongo se adhiera al epitelio.
Un estudio ha demostrado que la berberina es eficaz en el tratamiento de las infecciones por Candida al inhibir la fase de transición del hongo de la forma de levadura a la forma filamentosa. Esto reduce la invasividad del hongo y mejora las posibilidades de curación.
Cúrcuma (Curcuma longa): La cúrcuma es una especia popular conocida en la medicina tradicional por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas. El principal ingrediente activo, la curcumina, ha demostrado en estudios clínicos su eficacia contra las infecciones por Candida. La curcumina inhibe la producción de ergosterol en las membranas celulares de la Candida, lo que conduce a la desestabilización de la membrana y, en última instancia, a la muerte celular.
Un ensayo clínico en el que participaron 94 mujeres demostró que una crema vaginal a base de curcumina al 10% era tan eficaz como una crema de clotrimazol al 1% en el tratamiento de la CVV. También se observó que la curcumina provocaba menos efectos secundarios y mejoraba la tasa de curación en mujeres con infecciones recurrentes.
Eneldo (Anethum graveolens, Fig. 2): El eneldo es otra planta utilizada en la medicina tradicional. Los estudios han demostrado que el aceite de eneldo tiene un fuerte efecto antifúngico contra la Candida al inhibir la producción de ergosterol e interrumpir la función mitocondrial en las células fúngicas. Esto provoca una desestabilización de las membranas celulares y una reducción de la producción de ATP, lo que en última instancia conduce a la muerte celular.
En un ensayo clínico en el que participaron 60 mujeres que padecían VVC, se descubrió que el aceite de eneldo tenía tasas de curación similares a las del clotrimazol, pero causaba menos efectos secundarios. Estos resultados sugieren que el eneldo podría ser una alternativa prometedora al tratamiento convencional de la VVC.
Cannabidiol (CBD): El cannabidiol (CBD), un ingrediente activo de la planta del cáñamo (Cannabis sativa), ha atraído la atención en los últimos años debido a sus versátiles aplicaciones médicas. En relación con la CVV, se ha demostrado que el CBD inhibe la formación de biopelículas y reduce la expresión de los genes responsables de la formación de la pared celular de la Candida. Además, el CBD aumenta la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) en las células fúngicas, lo que conduce a su muerte.
Los estudios sugieren que el CBD podría ser un complemento eficaz de la terapia estándar para la VVC, sobre todo en pacientes que no responden a los fármacos antifúngicos convencionales o que sufren infecciones recurrentes.
El futuro de la fitoterapia en VVC
La fitoterapia ofrece alternativas prometedoras al tratamiento convencional de la CVV, especialmente en los casos en que los fármacos antifúngicos convencionales fracasan o provocan resistencias. Aunque muchos de los estudios realizados hasta la fecha han mostrado resultados prometedores, se necesitan más ensayos clínicos para confirmar la eficacia y la seguridad de estas terapias a base de plantas.
Otro enfoque prometedor podría ser la combinación de fitoterapia con antimicóticos convencionales. Los estudios iniciales sugieren que los principios activos a base de plantas, como la curcumina y la berberina, podrían aumentar la eficacia de los fármacos antimicóticos y, al mismo tiempo, reducir sus efectos secundarios. Esto podría dar lugar a nuevos enfoques terapéuticos combinados que mejoren los resultados del tratamiento en la CVV.
Conclusión
La fitoterapia ofrece una alternativa prometedora al tratamiento convencional de la candidiasis vulvovaginal. Plantas como el ajo, la berberina, la cúrcuma, el eneldo y el CBD han demostrado en estudios ser eficaces contra la Candida y causar menos efectos secundarios que los antifúngicos sintéticos. Dados los crecientes desafíos en el tratamiento de la CVV, especialmente con infecciones recurrentes y cepas de Candida resistentes, la fitoterapia podría desempeñar un papel importante en el futuro. Se necesita más investigación para establecer estos enfoques en la práctica clínica, pero los resultados hasta ahora son prometedores.
Fuente: Picheta N, Piekarz J, Burdan O, et al: Phytotherapy of Vulvovaginal Candidiasis: A Narrative Review.
Int J Mol Sci. 2024 Mar 28;25(7): 3796. doi: 10.3390/ijms25073796.
PMID: 38612606; PMCID: PMC11012191.
PRÁCTICA FITOTERAPÉUTICA 2024; 1(1): 30-31