Las personas con esclerosis múltiple suelen quejarse de síntomas más graves de la enfermedad tras consumir productos lácteos. Una proteína de la leche de vaca puede desencadenar una inflamación que afecta a la “capa aislante” que rodea las células nerviosas. Un estudio pudo probar esta conexión en ratones, pero también encontró pruebas de un mecanismo similar en humanos. Por lo tanto, ciertos grupos de personas afectadas deberían evitar los productos lácteos, recomiendan los científicos.
(rojo) El estudio surgió a raíz de los informes de pacientes con EM: “Escuchamos una y otra vez a los afectados decir que se sienten peor cuando comen leche, quark o yogur”, explica Stefanie Kürten, del Instituto de Anatomía del Hospital Universitario de Bonn (D). “Estamos interesados en la causa de esta conexión. El catedrático de neuroanatomía está considerado un experto acreditado en EM. Comenzaron el estudio en 2018 en la Universidad de Erlangen-Nuremberg (D). Hace un año y medio se trasladó a Bonn, donde continuó el trabajo junto a su grupo de investigación. “Inyectamos a ratones diferentes proteínas de la leche de vaca”, explica. “Así que queríamos averiguar si existe un componente al que reaccionen con síntomas de enfermedad”.
De hecho, los investigadores encontraron lo que buscaban: Cuando dieron a los animales el ingrediente de la leche de vaca caseína junto con un potenciador del efecto, los ratones desarrollaron después trastornos neurológicos. El microscopio electrónico mostró que la capa aislante que rodea las fibras nerviosas, la mielina, estaba dañada. La sustancia similar a la grasa evita los cortocircuitos y también acelera significativamente la conducción del estímulo.
Capa de mielina perforada
En la esclerosis múltiple, el propio sistema inmunológico del organismo destruye la vaina de mielina. Las consecuencias van desde alteraciones sensoriales y problemas de visión hasta trastornos del movimiento. En casos extremos, los afectados acaban en una silla de ruedas. La cáscara aislante también se perforó masivamente en los ratones, evidentemente provocada por la administración de caseína. “Sospechábamos que la razón era una reacción inmunitaria mal dirigida, similar a la que se produce en los pacientes con EM”, explica Rittika Chunder, que está realizando su habilitación en el grupo de investigación del Prof. Kürten. “En realidad, las propias defensas del organismo atacan la caseína, pero en el proceso también destruyen las proteínas que intervienen en la formación de la mielina”. Esta reactividad cruzada puede producirse cuando dos moléculas son muy similares, al menos en parte. El sistema inmunitario los confunde entonces entre sí, por así decirlo. “Comparamos la caseína con diferentes moléculas que son importantes para la producción de mielina”, dice Chunder. “En el proceso, descubrimos una proteína llamada MAG. Se parece mucho a la caseína en algunos aspectos, hasta el punto de que los anticuerpos contra la caseína en los animales de experimentación también eran activos contra el MAG.
En los ratones tratados con caseína, la propia defensa del organismo se dirigió así también contra el MAG, que desestabiliza la mielina. Pero, ¿hasta qué punto pueden trasladarse los resultados a las personas con EM? Para responder a esta pregunta, los investigadores añadieron anticuerpos de caseína de ratones al tejido cerebral humano. De hecho, se acumularon allí en las células responsables de la producción de mielina en el cerebro.
Autodiagnóstico de anticuerpos contra la caseína
Ciertos glóbulos blancos, las células B, son responsables de la producción de anticuerpos. Según el estudio, las células B de la sangre de los pacientes con EM responden con especial intensidad a la caseína. Presumiblemente, los afectados desarrollaron una alergia a la caseína en algún momento a través del consumo de leche. En cuanto consumen productos lácteos frescos, el sistema inmunitario produce masas de anticuerpos contra la caseína. También dañan la capa de mielina que rodea las fibras nerviosas debido a la reactividad cruzada con el MAG. Sin embargo, esto sólo afecta a los pacientes con EM que son alérgicos a la caseína de la leche de vaca. “Actualmente estamos desarrollando un autotest con el que los afectados pueden comprobar si son portadores de los anticuerpos correspondientes”, afirma Kürten, que también es miembro del grupo de excelencia ImmunoSensation2. “Al menos este subgrupo debería abstenerse de consumir leche, yogur o quark”.
Es posible que la leche de vaca también aumente el riesgo de desarrollar EM en personas sanas. Porque la caseína también puede provocarles alergias, lo que probablemente no sea tan raro. Una vez que existe tal respuesta inmunitaria, teóricamente puede producirse una reactividad cruzada con la mielina. Sin embargo, esto no significa que una hipersensibilidad a la caseína conduzca necesariamente a la esclerosis múltiple, subraya el profesor. Esto requeriría presumiblemente otros factores de riesgo. No obstante, esta conexión es preocupante, afirma Kürten: “Los estudios demuestran que las tasas de esclerosis múltiple son más elevadas en las poblaciones en las que se consume mucha leche de vaca.”
Fuente: Rittika Chunder, et al.: Antibody cross-reactivity between casein and myelin-associated glycoprotein results in central nervous system demyelination with implications for the immunopathology of multiple sclerosis; PNAS; DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2117034119.
InFo NEUROLOGíA Y PSIQUIATRÍA 2022; 20(2): 20