Los cánceres del sistema linfático afectan cada año a unas 1.750 personas en Suiza. La investigación intensiva ha llevado a que el tratamiento sea significativamente más eficaz y tolerable en los últimos años. Aunque no siempre se pueda conseguir una cura, por lo general se puede ralentizar el curso de la enfermedad y aliviar los síntomas.
(rojo ) Los linfomas son un grupo de enfermedades malignas en las que se produce una proliferación rápida e incontrolada de linfocitos T o B inmaduros o alterados. Se distingue entre el linfoma de Hodgkin, que representa alrededor del 15% de todos los linfomas, y el linfoma no Hodgkin (LNH). Los linfomas de Hodgkin, causados por linfocitos B malignos, suelen limitarse a los ganglios linfáticos y sólo ocasionalmente afectan a otros órganos como el bazo, el hígado, la médula ósea o los pulmones. La mayoría de los afectados enferman antes de los 50 años. El LNH, por su parte, puede aparecer en casi cualquier parte del cuerpo y los pacientes son significativamente mayores, ≥70 años. La investigación está en pleno apogeo, pero las causas siguen siendo en gran parte desconocidas. Sólo se conocen algunos factores que pueden aumentar el riesgo. Entre ellas se incluyen un sistema inmunitario defectuoso, infecciones víricas de larga duración o terapias inmunosupresoras.
El pronóstico depende del tipo de enfermedad
El linfoma de Hodgkin se divide en subtipos clásicos y linfomas de Hodgkin con predominio linfocítico. Si no se trata, la enfermedad es siempre mortal. Sin embargo, con una terapia adecuada, las posibilidades de recuperación son muy buenas. El subgrupo de los LNH indolentes representa la mayoría de los linfomas no hodgkinianos (50%). Suelen desarrollarse lentamente y apenas causan síntomas, sobre todo en las primeras fases. El segundo grupo (30%) está formado por los linfomas no hodgkinianos agresivos de crecimiento significativamente más rápido. Los primeros signos suelen ser dolor en los ganglios linfáticos, pérdida de peso o sudores nocturnos. Las posibilidades de éxito del tratamiento son buenas. Sin embargo, el riesgo de recurrencia es alto, especialmente en las formas indolentes. Según la clasificación internacional de Ann Arbor, las enfermedades linfomatosas se clasifican en cuatro estadios (Tabla 1).
Tab. 1: Puesta en escena | |
Estadio I: Infestación de una sola región ganglionar. | |
Estadio II: Infestación de dos o más regiones ganglionares del mismo lado del diafragma. | |
Estadio III: Infestación de dos o más regiones ganglionares a ambos lados del diafragma. | |
Estadio IV: Infestación de órganos fuera del sistema linfático. |
Gestión de la terapia al día
La elección del tratamiento depende no sólo del tipo de linfoma, sino también del estadio, la edad del paciente, las posibles enfermedades concomitantes y las posibilidades de recuperación. En principio, se dispone de quimioterapia, radioterapia, terapias dirigidas y terapias inmuno-oncológicas. En el linfoma de Hodgkin se utilizan principalmente la quimioterapia y la radioterapia, solas o combinadas. Dado que la enfermedad reacciona de forma muy sensible a estos regímenes de tratamiento, se puede ayudar a alrededor del 90% de los afectados. Incluso en caso de recidiva, pueden conseguirse buenos resultados con una terapia constante.
Tratamiento combinado del LNH
La terapia del LNH se selecciona principalmente en función del tipo de enfermedad. Para lograr un resultado óptimo, a menudo se combinan los distintos procedimientos. Los linfomas muy malignos suelen responder bien a la quimioterapia y pueden tratarse eficazmente incluso en estadios avanzados. Además, se administra un anticuerpo para muchos linfomas no Hodgkin agresivos, incluido el linfoma difuso de células B grandes más común. Los anticuerpos se unen específicamente a las células del linfoma y las hacen así reconocibles para las propias células de defensa del organismo. Si aún queda tumor residual tras la quimioterapia o si el linfoma es muy grande, se administra radioterapia (radioterapia adyuvante) tras el tratamiento citostático para reducir el riesgo de recidiva.
Tratamiento eficaz de las fases iniciales
La radioterapia es un método de tratamiento importante en las fases iniciales de los linfomas no Hodgkin poco malignos. Puede conducir a la curación en aproximadamente la mitad de los casos. Los linfomas no hodgkinianos poco malignos de crecimiento lento en estadios avanzados suelen observarse en primer lugar. Esto se debe a que el tratamiento precoz no supone una ventaja para la supervivencia, pero sí reduce enormemente la calidad de vida de los afectados. El tratamiento sólo se inicia cuando aparecen los síntomas y la enfermedad ha progresado significativamente. Como normalmente ya no es posible una cura, el objetivo es ralentizar la progresión y combatir los síntomas. El tratamiento consiste en quimioterapia para reducir la masa de células tumorales, normalmente en combinación con terapia de anticuerpos.
Los pacientes con linfoma de células del manto que recaen tienen un pronóstico significativamente peor. La combinación de quimioterapia con un inhibidor del proteasoma puede ser conveniente en este caso si no se puede realizar un trasplante de células madre. Los inhibidores del proteasoma bloquean el efecto de los complejos celulares de degradación de proteínas. La inhibición de los proteasomas conduce a la paralización del ciclo celular y, en última instancia, a la apoptosis.
Para saber más:
- www.krebsliga.ch/ueber-krebs/krebsarten (última convocatoria el 15 de febrero de 2024)
- www.krebsgesellschaft.de/onko-internetportal/basis-informationen-krebs/krebsarten/non-hodgkin-lymphome/therapie.html (última convocatoria el 15 de febrero de 2024)
- https://lymphome.de/hodgkin-lymphom/ausblick (última convocatoria el 15 de febrero de 2024)
- www.hirslanden.ch/de/klinik-hirslanden/centers/tumorzentrum/behandlungsspektrum/blut-und-lymphen/lymphom.html (última convocatoria el 15 de febrero de 2024)
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2024; 12(1): 27