La pérdida auditiva en la gama de altas frecuencias se produce con el aumento de la edad.
Debido a su progresión gradual, la pérdida auditiva suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Existen pruebas de que una pérdida auditiva no tratada puede tener consecuencias sociales, emocionales y sanitarias de gran alcance para los afectados. La detección precoz es posible mediante sencillos procedimientos de pruebas diagnósticas. Entre ellos se encuentran los cuestionarios: según un estudio reciente, el HHIE y el SSQ-12, por ejemplo, son instrumentos de prueba adecuados.
A partir de los 50 años, la probabilidad de desarrollar una pérdida auditiva aumenta en función de la edad [1].
Las causas de la pérdida de audición relacionada con la edad son variadas y complejas; generalmente se asume que existe una interacción entre los procesos fisiológicos del envejecimiento, los factores genéticos, las influencias medioambientales (ruido, sustancias ototóxicas) y otras características del estado de salud y el comportamiento sanitario [5].
Prevención y cribado en el contexto de la atención primaria
Se cree que la presbiacusia es un trastorno neurosensorial originado por cambios funcionales en las células ciliadas de la cóclea, pérdida neuronal en los ganglios espirales y las fibras nerviosas asociadas, así como cambios metabólico-atróficos en el cuerpo estriado. Hoy en día, los audífonos más pequeños y en algunos casos tecnológicamente avanzados están disponibles como enfoques terapéuticos. En su resolución del 30 de mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud, órgano de la OMS, hizo un llamamiento a los gobiernos para que introduzcan estrategias de atención otológica y audiológica en los sistemas de atención primaria de salud y pongan en marcha programas de prevención y detección para los grupos de población más vulnerables [6].
[7,8]Según datos epidemiológicos, alrededor del 30% de los hombres y el 20% de las mujeres en Europa hasta los 70 años están afectados por una pérdida auditiva de ≥30 dB; entre las personas de 80 años, la prevalencia correspondiente se estima en el 55% de los hombres y el 45% de las mujeres . En una publicación de 2024, Ferrán et al. señalan que algunas personas mayores afectadas por lapérdida de audición relacionada con la edad (HRA) tienen tendencia a soportar pasivamente esta afección [9]. Sin embargo, retrasar el tratamiento puede ser perjudicial para la salud. Por un lado, los problemas de comunicación y los malentendidos pueden provocar soledad y pérdida de independencia. [10,11]En segundo lugar, la ARHL se asocia a un mayor riesgo de problemas de equilibrio, caídas, aislamiento social, depresión y deterioro cognitivo, lo que puede afectar gravemente a la calidad de vida de las personas mayores .[15–21]Algunos estudios, incluidas revisiones sistemáticas y ensayos controlados aleatorios, han demostrado que los audífonos son una intervención rentable que tiene un impacto positivo en la calidad de vida de sus usuarios, lo que conlleva mejoras significativas en diversos aspectos de la vida diaria, el bienestar funcional y la salud emocional . |
[22–24]- Se ha demostrado que el uso de audífonos reduce el riesgo de dependencia social y tiene un efecto positivo en los trastornos depresivos . [25]Además, cada vez más estudios demuestran que los trastornos cognitivos pueden reducirse mediante el uso de audífonos . |
[26–28]- También existen pruebas empíricas de que los implantes cocleares que restauran la audición mejoran la calidad de vida; reducen la prevalencia del tinnitus y los síntomas asociados a la depresión; y mejoran el rendimiento cognitivo general . [29,30]Además, el análisis coste-beneficio de la implantación coclear ha sido respaldado por una serie de revisiones sistemáticas y otras investigaciones . |
Un estudio observacional aporta conclusiones interesantes
Para su estudio, Ferrán et al. en el Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra (España) y mediante un anuncio en un periódico local, reclutaron a un total de 710 pacientes hasta agosto de 2023, que fueron asignados a tres grupos [9]:
- Grupo A (n=210): Individuos de edad ≥55 años con capacidades auditivas y de equilibrio normales, caracterizados por una media de tonos puros de 0 a 20 dB en frecuencias de 500, 1000, 2000 y 4000 Hz y que muestran un buen control del equilibrio estático y dinámico.
- Grupo B (n=302): Personas de ≥55 años a las que se había diagnosticado un trastorno auditivo y/o del equilibrio pero que no estaban recibiendo tratamiento.
- Grupo C (n=198): Individuos de edad ≥55 años a los que se diagnosticó un trastorno auditivo y/o del equilibrio y que recibieron tratamiento: con audífonos (HA), implantes activos de oído medio (AMEI), implantes de conducción ósea (BCI), implantes cocleares (IC) o rehabilitación vestibular.
La duración media de la pérdida de audición en el grupo B fue de 11,8 años y en el grupo C de 21,0 años. El 60% de los 500 pacientes con pérdida de audición no recibió ningún tratamiento. En el grupo C, la duración media del tratamiento de la pérdida de audición fue de 14,1 años. Los investigadores querían examinar los efectos del retraso del tratamiento en las pruebas audiométricas y diversos cuestionarios. No hubo correlaciones estadísticamente significativas entre el tiempo transcurrido hasta el tratamiento y la audiometría verbal (p=0,471), la prueba HINT (p=0,784) o el SSQ12 (p=0,637). Sin embargo, hubo una asociación significativa con las puntuaciones de la prueba de sustitución de símbolos dígitos (DSST) (p=0,003), lo que sugiere que cuanto más se retrasa el tratamiento de un paciente, peor es su rendimiento cognitivo. En el grupo B, la duración media de la hipoacusia no tratada fue de 11,8 años.
Conclusión: HHIE-S y SSQ12 como herramientas de cribado practicables
Ferrán et al. recomiendan aumentar el cribado de la hipoacusia en atención primaria, sobre todo en el grupo de edad de más de 60 años [9]. En su estudio, consiguieron una sensibilidad de al menos el 77% con el “Inventario de discapacidad auditiva para ancianos” (HHIE), la “Escala del habla, espacial y de cualidades auditivas” (SSQ12) y la audiometría de tonos puros a 4 kHz, siendo el cuestionario SSQ12 el que tenía la sensibilidad más baja de estos tres procedimientos de prueba y el cuestionario HHIE el más alto. En combinación, las tres pruebas alcanzaron una sensibilidad del 90,2% y una especificidad del 86,4%.
- [32]”Inventario de minusvalías auditivas para ancianos” (HHIE): Se trata de un cuestionario fácil de rellenar para los pacientes . Entre otras cosas, determina el deterioro socioemocional causado por la pérdida auditiva. [32]La versión de cribado (HHIE-S) consta de 10 ítems, la mitad de los cuales se refieren a aspectos emocionales y/o sociales o situacionales . La puntuación total de la HHIE-S oscila entre 0 (mínimo) y 100 (máximo). Las puntuaciones inferiores a 16 en cada subapartado indican que no hay discapacidad significativa, mientras que las puntuaciones entre 17 y 42 indican un grado de discapacidad de leve a moderado y las puntuaciones superiores a 43 indican una discapacidad grave. Una puntuación HHIE-S más alta se correlaciona con un mayor grado de discapacidad debido a una deficiencia auditiva. Por lo general, los solicitantes o beneficiarios pueden completar esta evaluación en unos 5 minutos. El cuestionario cumplimentado también fue revisado por un audiólogo.
- “Escala del habla, espacial y cualidades auditivas” (SSQ-12): [33] Se trata de un cuestionario en el que el paciente indica lo bien que puede oír y comprender en diversas situaciones . La prueba contiene un total de 12 preguntas, que se dividen en tres secciones: Comprensión verbal, audición espacial (percepción del sonido en el espacio) y calidad (claridad del habla y otros sonidos), apto para adultos de todas las edades y niños a partir de nueve años. Para cada pregunta se utiliza una escala de puntuación de 0 a 10, en la que las puntuaciones más altas indican un mejor rendimiento. Los resultados suelen presentarse como puntuaciones medias de cada sección, pero también pueden analizarse individualmente o en grupos diferentes, lo que permite la comparación entre dos momentos. Las diferencias clínicamente relevantes pueden reconocerse por el hecho de que la puntuación de cada sección se desplaza en 1,0 entre las sesiones de prueba. Rellenar este cuestionario suele llevar unos 10 minutos.
Ferrán et al.
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- «Hörstörungen im fortgeschrittenen Lebensalter», Prof. Dr. med. habil. Leif Erik Walther, Prof. Dr. med. habil. Jan Löhler, www.laekh.de/heftarchiv/ausgabe/artikel/2024/april-2024/hoerstoerungen-im-fortgeschrittenen-lebensalter, (último acceso 02.09.2024).
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