Desapercibida durante un largo periodo de tiempo, la enfermedad oclusiva arterial periférica tiene graves consecuencias. El estrechamiento de los vasos aumenta el riesgo de episodios cardiovasculares, y la esperanza de vida también se reduce considerablemente.
La enfermedad oclusiva arterial periférica (EOAP) es una falta de flujo sanguíneo causada por la calcificación vascular, especialmente en las piernas. En consecuencia, a menudo se revela por la presencia de síntomas típicos, como el dolor al caminar. Existe una DAVDp si el índice tobillo-brazo (ITB) es <0,9. Como esto se asocia a un aumento de la mortalidad cardiovascular, los riesgos cardiovasculares deben aclararse, tratarse y eliminarse. En particular, los pacientes con diabetes y una capacidad limitada o suspendida para caminar deben ser considerados ante la posibilidad de una FAVDp.
La evaluación inicial puede incluir la palpación patológica del pulso, los ruidos de flujo en la auscultación, la claudicación, las lesiones cutáneas, las heridas y el dolor en tensión pedal en reposo. “Sin embargo, el 44% de todos los hallazgos de pulso patológico son falsos, por lo que se trata de un mal predictor de la presencia de DAVDp”, explicó el doctor Christoph Ploenes, de Düsseldorf. La palpabilidad fiable de los pulsos del pie también habla en contra de una PAVK clínicamente relevante. Además, el dolor de piernas al caminar no es suficiente para definir la claudicación. Tampoco hay claudicación si
- las molestias persisten cuando está de pie y no camina,
- El dolor de piernas también es idéntico (sobre todo lateral) al tumbarse,
- el dolor se produce simétricamente en ambos lados dependiendo de la postura.
Los métodos de examen no invasivos como la medición del ITB, el oscilograma de pasos, el Doppler PW o la ecografía dúplex en color deben aclarar la hemodinámica del trastorno circulatorio arterial y dónde se encuentran las principales localizaciones. Los valores ABI se utilizan para clasificar la gravedad (tab. 1).
¿Terapia segura con dispositivos recubiertos de paclitaxel?
Los stents y los balones recubiertos de paclitaxel son actualmente la forma más eficaz de terapia en medicina vascular intervencionista. Mientras tanto, los estudios a 5 años confirman el beneficio duradero de este tratamiento [2,3]. Sin embargo, sobre la base de un metaanálisis, existían preocupaciones de seguridad en relación con la toxicidad tardía y el aumento de la mortalidad asociado, como informó el Prof. Dr. med. Thomas Zeller, de Bad Krozingen [4]. Por ello, la BfArM ha solicitado a la Sociedad Alemana de Angiología una declaración. Se descubrió que el metaanálisis presentaba deficiencias fundamentales en su metodología. “En última instancia, no existe una causalidad demostrable entre una intervención recubierta de paclitaxel y un aumento de la mortalidad”, confirmó el experto. Sin embargo, los datos son extremadamente escasos, por lo que urge seguir investigando.
Anticoagulación eficaz en la paD crónica
Según las directrices europeas, los pacientes con PAOD sintomática se benefician de la terapia antiplaquetaria a largo plazo [5]. El pronóstico de los pacientes con claudicación intermitente típica es muy bueno en términos de morbilidad relacionada con la extremidad. Sólo el 1-2% de los afectados requieren una amputación. La revascularización es necesaria en un 30-40%. En cambio, la morbilidad y la mortalidad cardiovasculares son otra historia. Al cabo de cinco años, el 20% sufre un evento no mortal y el 10-15% fallece. Los pacientes con isquemia crítica de las extremidades ya tienen un pronóstico significativamente peor a 1 año. En el 30% hay que realizar una amputación y aproximadamente una cuarta parte de los pacientes fallecen.
En principio, los pacientes con DAVDp tienen un mayor riesgo basal de MACE (muerte cardiovascular, infarto de miocardio, apoplejía) que los pacientes con infarto de miocardio o apoplejía sin DAVDp. En consecuencia, el riesgo cardiovascular global debe reducirse mediante la inhibición de la función plaquetaria. En primer lugar debe utilizarse AAS o clopidogrel. En pacientes de alto riesgo, debe considerarse una combinación de AAS (100 mg) y rivaroxaban (2× 2,5 mg). Los pacientes con PAOD crónica deben ser tratados con monoterapia utilizando anticoagulantes orales. Tras la revascularización quirúrgica, pueden considerarse diferentes regímenes antitrombóticos en función del tipo de intervención, como se muestra en la tabla 2.
Fuente: DGIM 2019, Wiesbaden (D)
Literatura:
- Directriz S3 sobre diagnóstico, terapia y seguimiento de la enfermedad oclusiva arterial periférica; www.awmf.org/uploads/tx_szleitlinien/065-003l_S3_PAVK_periphere_arterielle_Verschlusskrankheitfinal-2016-04.pdf (última llamada: 23.06.2019)
- Tepe G, et al: JACC CI 2018; 8: 102-108.
- Dake M, et al: Circulation 2016; 133: 1472-1483.
- Katsanos K, et al: J Am Heart Assoc. 2018; 7: e011245.
- Aboyans V, et al: Directrices de la ESC sobre el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades arteriales periféricas. Revista Europea del Corazón 2018; 9: 763-816.
- Gäbel, et al.: MMW Fortschr Med 2016; 158: 52-55.
PRÁCTICA GP 2019; 14(7): 25-26 (publicado el 12.7.19, antes de impresión)
CARDIOVASC 2019; 18(4): 27