Mientras tanto, la suposición común de que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se desarrolla durante la adolescencia ha sido refutada sobre la base de numerosas publicaciones científicas. Sin embargo, los síntomas tan típicos de los niños cambian, lo que significa que muchas dolencias dejan de reconocerse entonces. ¿Cómo puede seguir teniendo éxito la transición a la edad adulta?
En niños y adolescentes, la prevalencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se sitúa entre el 3 y el 5%; en adultos, se supone que entre el 1 y el 4% de los afectados. En consecuencia, la persistencia del trastorno del desarrollo es de aproximadamente el 80 %. Sin embargo, muchos adultos con TDAH están infradiagnosticados e infratratados. Esto se debe en parte a que muchos pacientes se “pierden” en la transición de adolescente a adulto. Las razones son complejas. Por ello, y no en menor medida debido al cambio de su papel en la sociedad, a menudo se instala entre los jóvenes una cierta fatiga terapéutica. Disminuye la disposición para la terapia y la medicación regulares y también disminuye la influencia y el interés de los padres. En el Reino Unido, se reveló que casi ningún paciente con TDAH seguía recibiendo medicación específica a los 21 años.
Pero hay otro problema: la tríada sintomática del trastorno por déficit de atención, hiperactividad e impulsividad está cambiando. El trastorno por déficit de atención persiste y se mantiene en cerca del 80% de los afectados. Sin embargo, en etapas posteriores de la vida, esto tiende a manifestarse en dificultades con la precisión en el trabajo. La hiperactividad motora de la infancia se convierte en inquietud interior y la impulsividad disminuye en el 40% de los pacientes. A menudo sigue siendo reconocible cuando participa en el tráfico rodado. Además, los adultos experimentan síntomas adicionales como desorganización y desregulación emocional. No es infrecuente que aparezcan comorbilidades como trastornos adictivos, depresión o trastornos de ansiedad, que pueden enmascarar el cuadro clínico del TDAH.
Una buena red de contactos es lo más importante
En la práctica diaria, la situación es tal que al psiquiatra de niños y adolescentes sólo se le permite tratar a sus pacientes hasta los 18 años. Después, el traspaso al colega de psiquiatría de adultos está en la agenda. Este es el punto en el que muchos afectados dejan de recibir ayuda. Los años de confianza de la infancia tienen que ser absorbidos por un nuevo médico, si es que los pacientes llegan a presentarse en un pabellón psiquiátrico para adultos. Lo ideal es que los psiquiatras de niños y adolescentes y sus colegas adultos estén bien conectados. De este modo, se puede intercambiar la información pertinente y realizar consultas en caso necesario. Además, el umbral de inhibición disminuiría sin duda si existiera la posibilidad de celebrar una reunión de traspaso en la que todas las partes implicadas se sentaran en la misma mesa. Para hacer justicia a la especial complejidad y a los retos de la enfermedad que conlleva, debería debatirse la posibilidad de romper los rígidos límites de edad. Esto se debe a que, debido al retraso en la maduración cerebral, la edad adulta neurobiológica en los afectados por el TDAH no comienza hasta alrededor de los 25 años.
Precaución también al cambiar de medicación
También debe prestarse especial atención a la medicación. El metilfenidato se considera el patrón oro terapéutico no sólo para los niños, sino también para los adultos, basándose en datos y pruebas. Pero mientras que existen numerosos preparados de metilfenidato para niños, la situación es diferente para los adultos. Sólo unas pocas fórmulas están plenamente aprobadas. Por lo tanto, según el proveedor, no es posible pasar simplemente de la “preparación para niños” a la de adultos. Si esto no se aborda y discute a tiempo, puede llevar a la interrupción de la terapia.
Para saber más:
- Fayyad J, et al: Prevalencia transnacional y correlatos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos. Br J Psychiatry 2007; 190: 402-409.
- Rösler M, et al: Diagnóstico del TDAH en adultos: Según el DSM-IV, la CIE-10 y los criterios de UTAH. Nervenarzt 2008; 3: 320-327.
- Ströhlein B, et al: Transición en el TDAH: tareas críticas del desarrollo y su gestión. NeuroTransmisor 2016; 27.
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2020; 18(6): 36