La espondilosis hiperostótica es la enfermedad no inflamatoria más común de la columna vertebral, con un aumento de su prevalencia relacionado con la edad. Esta enfermedad degenerativa de la columna vertebral se da con mayor frecuencia en pacientes con diabetes mellitus y trastornos lipometabólicos. Las hiperostosis características en las superficies anterior y lateral de los cuerpos vertebrales son un rasgo diagnóstico morfológico por imagen. Hay que tener en cuenta algunas cosas cuando se realizan exámenes por TAC, RMN o rayos X.
Además de los cambios degenerativos del sistema esquelético relacionados con la edad, las sobrecargas pueden influir en los cambios osteoligamentarios y cartilaginosos. Cuando se altera el equilibrio entre carga y descarga, se produce una degeneración mucoide y una necrosis por coagulación en la zona fibrocartílago de las inserciones tendinosas y ligamentosas [4,12]. La fibroostosis reactiva, causada por la formación de osteofitos en la zona de inserción de los ligamentos y tendones, provoca el reanclaje de la inserción fuera del hueso. Sistémicamente, estas reacciones pueden producirse en varias regiones del sistema esquelético y articular humano cuando la estimulación hormonal provoca la proliferación del cartílago. Un ejemplo bien conocido es la acromegalia, que provoca un crecimiento excesivo en el acra.
También se encuentran fibroostosis sustanciales en enfermedades con diátesis osteoplástica, como la espondilosis hiperostótica o la hiperostosis esquelética idiopática difusa, síndrome DISH. La paquidermoperiostosis idiopática [6] y la fluorosis crónica endémica o industrial también se clasifican en este grupo.
Existen numerosos términos en la literatura que describen estos cambios esqueléticos (resumen 1).
Las fibroostosis pueden adquirir relevancia clínica cuando desencadenan un estímulo mecánico sobre las estructuras de los tejidos blandos adyacentes, como la piel y el tejido subcutáneo o, en la zona de las articulaciones, sobre las bursas a través de la expansión y la presión, lo que provoca una reacción inflamatoria y dolorosa local, hasta llegar a la restricción del movimiento y la tensión. Un ejemplo que se encuentra en la práctica diaria es el espolón plantar o dorsal del talón. Asimismo, las hiperostosis de localización periférica pueden simular hallazgos tumorales, como la hiperostosis esternoclavicular en la región de la apertura torácica superior [3]. También son posibles las alteraciones vasculares y la espondilosis hipertrófica de la columna cervical puede provocar disfagia [7].
El síndrome DISH suele darse en pacientes de edad avanzada, es relativamente frecuente y puede documentarse radiográficamente con calcificaciones y osificaciones de ligamentos, tendones y cápsulas articulares [8,11,13]. Los pacientes se ven especialmente afectados por la obesidad, la hiperlipidemia, la hipertensión, la hiperuricemia y la diabetes mellitus. Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La hiperostosis esquelética también puede formar parte de las alteraciones de síndromes [9], como el síndrome SAPHO (sinovitis, acné, pustulosis, hiperostosis, osteítis).
En la manifestación espinal, la región ventrolateral derecha de la columna vertebral se ve afectada muy a menudo con espondilosis hipertrófica. Dependiendo de la extensión de la hiperostosis, puede aparecer dolor de cuello o de espalda, movilidad restringida y debilidad general [5]. Las radiografías de la columna vertebral en dos planos ya pueden mostrar los cambios esqueléticos, ofreciendo a menudo la “imagen de cera de vela”. Sin embargo, además de las espondilosis ventrolaterales, la retroespondilosis hipertrófica también puede influir en los síntomas clínicos con impresiones medulares y radiculares [4]. Del mismo modo, las osificaciones ocupantes de espacio del ligamento longitudinal posterior son la causa de la estenosis espinal y de la alteración medular [10].
La tomografía computarizada puede mostrar la extensión exacta de la espondilosis hipertrófica en las exploraciones axiales [10], complementadas con reconstrucciones multiplanares. Las estenosis óseas foraminales o espinales pueden medirse con mayor precisión que en la IRM. La administración intravenosa de medio de contraste no aporta ninguna ventaja diagnóstica.
Los exámenes por resonancia magnética pueden mostrar principalmente espondilosis hipertróficas y sinostósicas con medidas sagitales. La diferenciación de la osteopatía inflamatoria se consigue con secuencias nativas supresoras de grasa y asistidas por contraste.
Estudios de caso
El caso 1 (Fig. 1A y B) muestra una degeneración avanzada de los segmentos de la columna cervical y una forma leve de espondilosis hipertrófica deformante y osteocondrosis en las reconstrucciones 2D de un TAC cervical multicorte en una paciente de 77 años con dolor de cuello y una movilidad significativamente limitada de la columna cervical en todas las direcciones de movimiento.
El caso 2 (Fig. 2A a D) documenta cambios espondilofíticos hipertróficos difusos de la columna cervical (radiografía, resonancia magnética) y radiográficamente también de la columna lumbar en una paciente de 79 años. Clínicamente, presentaba un síndrome cuello-hombro-brazo pronunciado y un síndrome lumbar. En particular, la movilidad de la columna cervical estaba drásticamente limitada. Un chequeo reumatológico detallado descartó la espondilitis anquilosante en ambos casos; los factores reumatoides y los parámetros de inflamación no presentaban observaciones.
Mensajes para llevarse a casa
- La espondilosis hipertrófica deformante es una alteración de la columna vertebral de las personas mayores.
- Además de la espondilosis hiperostótica, también pueden producirse cambios óseos hipertróficos reactivos en otras regiones esqueléticas, que se resumen bajo el término hiperostosis esquelética idiopática diseminada (DISH).
- Las enfermedades metabólicas y hormonales pueden influir en el crecimiento excesivo de los huesos.
- Un cambio químico típico de laboratorio no es detectable en la espondilopatía hipertrófica.
- Las pruebas de imagen se realizan principalmente con radiografías en 2 planos, el TAC puede determinar la extensión de cualquier estenosis resultante de la neuroforamina o el canal espinal, y la RM puede visualizar los cambios inflamatorios acompañantes, los estímulos radiculares o medulares.
Literatura:
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- Frommhold W, et al. (ed.): Schinz Diagnóstico radiológico en la clínica y la práctica. 7ª edición revisada. Volumen IV – Parte 1: Huesos-articulaciones-tejidos blandos I. Georg Thieme Verlag: Stuttgart, Nueva York; 1989, 904-911.
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PRÁCTICA GP 2020; 15(11): 48-50